´¿Quién politiza el Constitucional?´, Francesc de Carreras

La comprometida situación en la que se encuentra el TC es el resultado de un irresponsable juego de despropósitos entre el Gobierno y el PP.

El aperitivo fue la muy dudosa recusación del magistrado Pérez Tremps en el recurso del PP al Estatut catalán. La respuesta del Gobierno consistió en introducir una enmienda al proyecto de ley de reforma del TC que se estaba debatiendo en las Cortes con el objeto - dudosamente constitucional- de asegurar la permanencia en el cargo de la presidenta hasta que cesara como magistrada. Aprobada la ley, el PP interpuso el consiguiente recurso de inconstitucionalidad. Ante tal situación, la presidenta y el vicepresidente propusieron, muy dignamente, abstenerse en el procedimiento que debía resolver este último recurso. La aceptación por parte del Tribunal fue tardía y no unánime y dio lugar a todo tipo de especulaciones. La bronca pública de la vicepresidenta del Gobierno a la presidenta del TC añadió bochorno a la situación. A continuación el Gobierno decide recusar a otros dos magistrados y, en respuesta, el PP recusa hoy a otros tres, con lo cual no hay quórum suficiente para que el Tribunal pueda dictar sentencia. Todo más que dudoso, todo irresponsablemente demencial.

Los dos grandes partidos han conducido al TC a una situación límite. Lo peor es que, aún siendo quien menos culpa tiene, la opinión pública y la publicada consideran que el culpable es el TC. No es justo: quienes están intentando politizarlo son el Gobierno y del PP. Esperemos que no lo consigan.