´Soros vs. Bush´, Lluís Foix

Es cuestión de dólares.

Son pura anécdota las cenas de candidatos catalanes para recaudar fondos electorales. Incluso la borrosa financiación de los partidos políticos en España y en Europa palidece ante el sistema de aportaciones económicas que alimenta la maquinaria electoral de los dos grandes partidos norteamericanos. Todo se hace a la luz pública y de acuerdo con la ley.

Cuando falta un año para que los candidatos a la Casa Blanca se sometan a las urnas, sabemos que el presidente Bush ha recaudado ya 96 millones de dólares a los que hay que añadir los poco más de dos millones que consiguió el lunes pasado, el día de los Veteranos de Guerra.

Buena parte del éxito de la campaña depende del dinero que lubrica la maquinaria electoral de los candidatos. Para detectar las posibilidades de un presidenciable hay que seguir el dinero que está detrás, “follow the money”, y llegar a una conclusión muy aproximada a la realidad.

A George W. Bush le ha salido un competidor temible. Se trata del multimillonario húngaro George Soros, nacionalizado norteamericano, que ha puesto diez millones de dólares sobre la mesa con el objetivo de desbancar al actual presidente. Soros no se pierde en matices. Dice que en una noche de insomnio redactó unos papeles en los que afirmaba que “América, bajo la presidencia Bush, es un peligro para el mundo”. Cuando se le preguntó si estaría dispuesto a dilapidar su fortuna cifrada en siete mil millones de dólares para derrotar a Bush, contestó que siempre y cuando le garantizaran el resultado.

Soros ha invertido unos cinco mil millones de dólares para promover la democracia en el antiguo bloque soviético, en África y en Asia. Ha sido un financiador muy cualificado de las causas progresistas de los demócratas. En las elecciones del año 2000 sufragó con unos meros ciento veinte mil dólares a varios candidatos demócratas. Pero ahora parece inquieto por la influencia de los neoconservadores, a los que califica de “puñado de extremistas guiados por una cruda forma de social darwinismo”.