´Si Noé levantara la cabeza...´, Jordi Raich

(Jordi Raich, autor del libro ´El espejismo humanitario´, www.jordi-raich.com, + info)

Si Noé levantara la cabeza, pondría el grito en el cielo al ver su Arca convertida en un Boeing 757, sus 40.000 animales transformados en 103 niños y su aventura filantrópica desfigurada en beneficio de oscuras empresas disfrazadas de caridad.

Pero, dado que Noé no levantará la cabeza, va siendo hora de que las escasas ONG y medios de comunicación respetables que quedan se atrevan a poner el grito en el cielo y denunciar abiertamente, por el bien de las víctimas y el de los principios humanitarios, el escándalo de la tapadera solidaria.

Dejémonos de hipocresías. El Arca de Zoé no es una oveja negra en el rebaño, porque estamos ante un rebaño de ovejas negras que crece sin control desde hace décadas y en el que quedan pocas ovejas blancas. En los últimos años, al abrigo del aura de santidad, y la correspondiente impunidad que conlleva, ha proliferado en el planeta una legión de ONG incompetentes y ficticias. En el mejor de los casos, éstas se dedican a enriquecerse abusando de la candidez de la gente o a hacer proyectos inocuos. En el peor, la etiqueta benévola oculta redes de pederastia, financiación de grupos extremistas, evasión fiscal, tráfico de armas, drogas u órganos, proselitismo religioso...

Todos contribuimos a la degradación sin remedio de la solidaridad. Las corporativistas ONG, que saben de estos abusos desde hace mucho tiempo pero callan. Los políticos, con sus manipulaciones interesadas de los impulsos caritativos de los votantes. Los ejércitos occidentales, con España en cabeza, que han prostituido los principios humanitarios transformando a sus soldados en cooperantes armados que curan hoy a los mismos a los que bombardean mañana. Los medios de comunicación, que ya ni investigan, ni analizan sino que dejan que las noticias vengan a ellos en vez de ir ellos a las noticias. Y nuestra desidia moral, que hace que cubramos nuestro cupo compasivo con una donación mensual a una ONG sin preocuparnos de a qué se dedica.

En el fondo, lo escandaloso es que salgan tan pocos escándalos a luz. Aunque, a decir verdad, tampoco ello iba a cambiar mucho las cosas. Hoy Noé estaría feliz porque tenemos las cabezas levantadas, pero el escándalo Zoé terminará pronto y entonces las bajaremos... hasta el próximo escándalo.  

lavanguardia, 8-XI-07.
 
El síndrome del dios cooperante
De cómo combatir la tentación de creerse el salvador del Tercer Mundo
Todo acto solidario no deja de ser un acto egoísta. Los profesionales de la cooperación experimentan a menudo satisfacción elevado al regresar de una estancia en el terreno, entren en crisis: creen que han hallado su lugar en el mundo y al dejarlo se encuentran desubicados. Si además ese trabajo trae consigo el agradecimiento de los beneficiarios y un reconocimiento social, el espíritu crítico puede ir menguando.

Los profesionales de la cooperación tienen muy presente esa combinación de factores, de ahí que las ONG destinen muchos recursos a las entrevistas psicológicas a los candidatos para garantizar que su perfil no sea ni demasiado ejecutivo ni demasiado asistencialista. Y sobre todo, que tengan cierta estabilidad. Sin embargo, el magma de ONG cuyos líderes son amateurs de la buena voluntad enturbia el panorama. El último escándalo del sector, protagonizado en Chad por la ONG francesa que trataba de sacar a un centenar de niños del país con el fin de salvarlos,indica que las buenas intenciones, combinadas con la omnipotencia, tienen resultados inaceptables.

"Puedes ser un buen líder, pero sin espacios de reflexión y personas alrededor que te cuestionen y te hagan crecer, te estancas en tus dinámicas", dice Ignasi Carreras, director del Instituto de Innovación Social, donde forman a líderes de ONG. "Los expertos dicen que un buen líder de la cooperación lo es entre siete y diez años. A partir de ahí, baja su rentabilidad. Como líder de una ONG no es conveniente que extienda su cargo más allá de una década, porque impide la entrada de gente nueva, con una nueva mirada", añade el ex director de Intermón Oxfam.

Los líderes y cooperantes con personalidad prepotente y actuaciones dudosas abundaban - explica Carreras- en una etapa pionera de la cooperación. "La recompensa en las ONG no es económica; lo es que tu causa avance. La identificación con la causa es tan grande que, si lo dejas, sientes que te dejas a ti, que dejas de ser", apunta Carreras.

Eso se produce si hay una combinación de factores: que tengas una fuente de inspiración, ya sea política, social, espiritual... Que las causas por las que trabajas avancen; esto es, que valga la pena; que las personas con las que realizas la actividad te enriquezcan y, finalmente, que obtengas un reconocimiento social.

"Miles de cooperantes se inician con la intención de hacer el bien y al principio sienten que ayudan a mejorar la vida de la gente. Pero después te empiezas a plantear si sirve de algo alimentar a una familia en Darfur rodeada de 400.000 personas a las que no puedes ayudar, y te das cuenta de que el problema es mucho más grande que repartir galletas o tiritas, y sientes frustración. Sin embargo, al regresar, tu sociedad te hace sentir un héroe. Todos te elogian, lo que hace que te sientas mejor contigo mismo. ¿Y por qué no, si otros sienten satisfacción haciendo el mal? Pero es discutible". Quien así habla es Jordi Raich, la voz crítica de la santidad de las ONG, autor de El espejismo humanitario.

"Hay de todo en el mundo de la cooperación: hay quien se inicia por creencias religiosas; quien piensa que quiere llevar una vida alternativa a la sociedad de consumo; ésos son los utópicos que quieren cambiar el mundo. Luego está quien, tras veinte años en una oficina, se harta y se apunta porque lo ha idealizado, y otros muchos que huyen de fracasos matrimoniales, profesionales...", explica Raich.

De El Arca de Zoé - la ONG atrapada en Chad- se desconoce si esconde una acción humanitaria mal entendida, de gente naif que ha sido engañada por locales; si aplicó la premisa fundamentalista solidaria de hagas lo que hagas, algo queda,o si se trata de un puro negocio. Para Raich, "mafias y grupos disfrazados de ONG que operan con adopciones, tráficos de órganos o que financian grupos terroristas, los hay". "Hay una serie de organizaciones - añade- que se aprovechan de esta aura de santidad que hemos dado a las ONG".

"Todo indica - concluye Raich- que, tarde o temprano, el espejismo humanitario reventará. Las ONG que se consideran serias y transparentes, a las que se les exigen garantías, deberían ser las primeras en denunciar esos casos y, en cambio, son las últimas, porque creen que, tratándose de otra ONG, no pueden opinar. Pero hasta que tomen cartas en el asunto, los escándalos se sucederán. La imagen de la santidad se resquebrajará. Yme alegro: eso debe convertirse en una profesión, un trabajo. La proliferación de ONG va en detrimento de las víctimas a las que se pretende ayudar. Se dispersan recursos. El Estado debe no sólo registrar y auditar, sino hacer una regulación de calidad".
M. Chavarría, lavanguardia, 5-XI-07.
"No juzgamos las razones por las que las personas quieren ir a trabajar con MSF, hay muchos factores, pero sí tratamos de ver si sus expectativas son realistas y si han entendido bien qué es MSF, pues a menudo se idealiza este trabajo. Emergencias es duro, tienes mucha responsabilidad y has de aguantar la presión". Teresa Murray, responsable de reclutamiento y selección de personal de Médicos sin Fronteras, explica que MSF ha cambiado su sistema: si antes se insistía en los compromisos y los valores, ahora, sin olvidarlos, se basa más en las competencias.

"Es más eficaz medir la actuación del individuo en grupo, refleja más las circunstancias del terreno que una entrevista y reduce el riesgo de enviar a alguien que no encaja", dice Murray. Si una personalidad prepotente pasara el primer test, hay luego una semana intensiva con el grupo en la que se le observa. Ya sobre el terreno, el humanitario es evaluado cada seis meses por su supervisor.

Según Carla Uriarte, coordinadora de apoyo social a los equipos de MSF, un mensaje clave para los candidatos es:acepta tus límites. "La omnipotencia de yo voy a salvar el mundo se da en la gente con menos experiencia, pero el terreno es un baño de humildad". No aceptar lo limitada que es la ayuda humanitaria, añade Uriarte, estresa. "Aunque se mueran niños, tienes que seguir durmiendo y comiendo, de lo contrario empiezas a cometer errores".
lavanguardia, 5-XI-07.