Política exterior española´, Lluís Foix

Es el momento de reconducir la política exterior española después del giro copernicano que aplicó José María Aznar en los últimos cuatro años. Hay que recuperar la confianza de nuestros aliados europeos, volver a ser puente con América Latina, establecer vínculos no hostiles con Marruecos y el mundo árabe.

Lo primero que hay que mantener son las relaciones prioritarias con Estados Unidos. No se puede vivir al margen de Washington como potencia hegemónica del momento y como líder del mundo occidental. Así lo entendió Felipe González en 1982 cuando entró en el gobierno con la promesa de salir de la OTAN y acabó sometiendo a referéndum nuestra permanencia en la Alianza Atlántica.

Las relaciones con Estados Unidos son prioritarias e imprescindibles. Pero no pueden convertirse en un caballo de Troya para debilitar la Unión Europea. Ha hecho un grave daño a los intereses españoles el haberse prestado a romper la unidad europea en los difíciles tiempos de la guerra de Iraq. Fue Aznar quien elaboró la famosa carta que nos situaba en el marco de la “nueva” Europa opuesto al de la “vieja” en la que están Francia y Alemania.

Las relaciones prioritarias con Estados Unidos deben dejar a España un margen de maniobra para defender sus intereses europeos e internacionales.

No podemos olvidar que en 1986 fueron Francia y Alemania quienes nos tendieron la mano para entrar en los clubs políticos, económicos y militares de los que estuvimos ausentes durante siglos. No fue la derecha ni la izquierda. Fue la visión del socialista François Mitterrand y del democrata-cristiano Helmut Kohl.

El eje franco-alemán puede tener muchas grietas. Incluso puede interpretarse como el control de los grandes sobre los pequeños.

Pero las relaciones franco-alemanas se han construido por dirigentes de distintas familias políticas. Ocurrió en tiempos de Giscard d'Estaing y de Helmut Schmidt, de Mitterrand y Kohl y ahora de Chirac y Schröder.

En Alemania y en Francia hay una cuarta parte de la población de la Unión Europea. Se concentra también la mayor proporción de riqueza de la que salen los fondos de cohesión que tanto han contribuido a nuestro progreso. Los mercados entre España y el eje franco-alemán están muy interrelacionados con Berlín y Bonn. Con Francia tenemos la frontera común.

La Europa que se ampliará a 25 en el mes de mayo tendrá un núcleo de países concéntricos del que España no puede estar ausente. Nuestros aliados naturales no son Italia y Polonia, sino el Reino Unido, Francia y Alemania.

El Gobierno Zapatero tiene que hacer política europea. En su primera comparecencia pública, el líder socialista ha confirmado su compromiso de retirar las tropas españolas de Iraq antes de finales de junio. El problema no es el de las tropas, sino que España recupere la independencia y la confianza de todos sus aliados. Iraq es un problema de todos aunque lo haya creado la Administración Bush.

Ha hecho daño también Aznar en la última semana mintiendo a las instituciones europeas, a las Naciones Unidas y a la opinión pública española sobre la autoría del atentado de Madrid. Hay que recuperar credibilidad y la confianza entre todos nuestros aliados.

Miguel Ángel Moratinos puede ser el próximo ministro de Exteriores. Pienso que Javier Solana podría desempeñar este cargo con gran eficacia. Tendría que viajar por el mundo durante varios días para asegurar a todos nuestros aliados que la última etapa de Aznar fue un episodio aislado del que el nuevo Gobierno quiere desmarcarse. Solana no tendría ni siquiera que llamar a la puerta. Se puede presentar sin avisar.

lavanguardia, 16-III-2004