´O a los zoroastristas, incluso´, Quim Monzó

En declaraciones a RAC 1, el cardenal arzobispo de Barcelona, Martínez Sistach, explicó anteayer que, al hacer la declaración de renta, Barcelona es la provincia donde menos personas optan por dar parte de sus impuestos a la Iglesia católica: sólo el 21% marca esa casilla. En Girona es el 23%. En Tarragona la cifra sube al 28% y en Lleida al 31%, y aun siendo esa la provincia catalana que más la señala, el porcentaje de leridanos que pasan de ella llega al 69, con perdón.

Dice Sistach que los catalanes no marcan la casilla católica por las emisiones de la Cope, y que se equivocan al pensar que ese porcentaje de sus impuestos va a parar a la emisora de los obispos. Explica que "del dinero que la Iglesia recibe de la Agencia Tributaria, nada va a la Cope y de la Cope no va nada a la Conferencia Episcopal". Y puede que sea verdad, pero es que la gente es muy suspicaz y - emprenyada como está- no le vayas con sutilezas. Si, de lo que pagan los contribuyentes católicos, el 0,5% (el 0,7 a partir de la próxima declaración) va a parar a la Conferencia Episcopal y la Conferencia Episcopal es dueña de la emisora donde Jiménez Losantos dice cada día lo que dice, pues, francamente, no creo que se equivoquen mucho al usar el método de no marcar la casilla para así mostrar su disgusto con ella.

Desde hace años, muchos católicos catalanes dejan de marcarla. Y la comprensividad que Sistach demuestra hacia la Cope no va a contribuir a hacerlos cambiar de opinión, más bien al contrario. Explica que la Cope, "como todo medio de comunicación social, debe ejercer el derecho a la libertad de expresión, pero no es un derecho absoluto. Yo ya he pedido a algunos programas que se adecuen al ideario". He ahí un buen potaje: "derecho a la libertad de expresión" por un lado y "ya he pedido a algunos programas que se adecuen" por otro. Lo primero suena a defensa de la caverna, lo segundo a suave regañina de mosén al monaguillo travieso.

Días atrás se supo que Vicenç Tió, un católico de Martorell, ha solicitado al obispado de Barcelona que le borren de la Iglesia. Como ha seguido los pasos que hay que seguir, pues ya le han dado de baja. No creo que el señor Tió haya dejado de creer en lo que creía, sino que está tan indignado por los atropellos de la Cope que no quiere pertenecer más a un club que fomenta ese odio y esa xenofobia. Y también creo otra cosa: que su caso no va a ser el único, y que otros seguirán su camino.

Por lo que respecta a las casillas… ¿No sería ya hora de que las quitasen de la declaración de renta? Hay países en los que uno da lo que quiere, cuando quiere y a quien quiere: sea una oenegé fiable, una oenegé marrullera, la Iglesia católica, los adventistas del séptimo día o los monjes budistas del Garraf. Y lo da si le apetece. Porque, si no le apetece, pues no da ni un euro a nadie y santas pascuas.

lavanguardia, 7-XII-07.