ŽEl que no suma restaŽ, Masaki Imai

Masaki Imai, filósofo de empresa; creador del método kaizen (mejora continua). Nací el año V de la era Showa en Tokio. En tu vida no hay ni personas ni cosas neutrales: o te mejoran o te impiden mejorar, y si no mejoras, no eres persona. Dos hijos: mi esposa sí que es puro kaizen. Dedico mi vida a difundir el kaizen por el mundo. Colaboro con Esade.

En tu empresa, en tu profesión, en tu vida: lo que no hace falta sobra; lo que no suma resta.

Menos es más.

Pues póngase a trabajar... ¡ya! Elimine el muda (lo que no es necesario, luego estorba) de su vida: respirará.

No es fácil saber qué o quién sobra.

Aplique las cinco s japonesas del kaizen.

¿Qué quiere decir kaizen?

Kai (cambio) zen (mejorar): mejora continua. El ser humano lo es, porque jamás se da por satisfecho.

El progreso es la obsesión occidental.

De forma diversa. En Japón creemos en mejorar las pequeñas cosas - incluso de manera imperceptible- porque millones de pequeños detalles mejorados, acumulados de generación en generación, nos han hecho mejores.

Con nuestros millones de errores.

Si renunciamos a mejorar, dejamos de ser humanos: repetimos un ciclo zoológico. La otra diferencia es que Occidente confunde el progreso con la acumulación; para ustedes, mejorar a menudo es tan sólo acumular más de todo: más dinero, más adornos, más ropa, más máquinas... En cambio, para nosotros mejorar es sobre todo eliminar lo superfluo, el muda.

Veamos sus cinco s del kaizen.

Saivi (eliminar muda):fíjese en su mesa...

Mejor hablemos de otra cosa.

¿Ve? Usted tiene en su mesa de trabajo cosas que no necesita y le roban atención, tiempo, energía. Si no le suman, le restan. Y quien no suma en una empresa también está restando.

Si no me estorban, da pena tirar cosas.

¡Error! La mera presencia de algo o alguien que no contribuya a mejorar su trabajo y su vida... es muda:le roba energía, le distrae.

Tengo cosas por si acaso y otras que me da pena tirar: son recuerdos personales.

¿Puede trabajar sin ellos? Entonces... ¡fuera! Después pase a la siguiente fase, el seiton:sólo debe quedar en su mesa de trabajo lo que necesita y a su lado a quienes necesita, y debe estar siempre a mano y siempre dispuesto.

¡Sí, señor!

Estuve implantando kaizen en una fábrica de Cincinnati: los empleados perdían valiosísimos instantes, ¡horas al cabo del año!, buscando herramientas, porque no habían seleccionado bien las necesarias... ¡Muda! Nos deshicimos de ese muda con seiton y todo mejoró.

Si viera la basura de e-mails que recibo...

¡Deshágase de eso! Recupere ese tiempo. ¡No abra jamás un e-mail innecesario!

... Y el 90 por ciento de llamadas al móvil.

¡No lo coja si no sabe quién le llama y por qué y para qué! Si no va a suponer una creación de valor para su trabajo..., ¡elimínelo! Recuperará un tiempo que ya había dado por perdido.

Age quod agis (haz lo que haces).

Eso es. Cada cosa debe tener su sitio, siempre el mismo: así jamás tendrá que perder tiempo buscándola, pero hay otros cinco muda:de almacenamiento, de sobreproducción, de movimiento, de espera, de retrabajo...

¿De movimiento?

Sea consciente de cada paso que da en el trabajo y por qué: damos muchos para nada y movemos demasiadas cosas sin necesidad.

¡Hombre! Un paseíto laboral tonifica.

¡Pasee, pero no cuando trabaja! Concéntrese en mejorar su proceso de producción y mejorará el resultado y ganará tiempo... ¡Y luego váyase a pasear tranquilamente! Así resumimos las demás s del kaizen: convierta la virtud en rutina y mejore cada día esa rutina en cada detalle. Sólo lo logrará si es consciente de cada momento. Sea humano, no un robot.

Robot significa trabajador en checo.

Un humano laborioso es todo lo contrario de un robot: no repite, logra pequeñas mejoras - incluso de forma imperceptible para los demás- cada día. Poco a poco, mejora mucho.

Sólo hay que ver a un maestro de sushi.

Esa filosofía de mejora continua convierte a Japón en la fábrica de calidad del planeta. Eliminamos inventarios, almacenes, esperas: antes se preveía la demanda, se fabricaba y se almacenaba. Nosotros logramos que sea el cliente quien fije el tiempo de producción.

¿Cómo?

Supongamos que mil clientes piden mil coches. La jornada tiene ocho horas, o sea, 28.800 segundos; si los divide por mil clientes tendrá el tag time: 28 segundos. El mercado quiere que fabriquemos un coche cada 28 segundos... ¡Pues hagámoslo! Ni menos ni más.

¿No es mejor fabricar y almacenarlos?

Tendrá usted en stock los productos y eso es un capital allí parado sin producir ¡Los almacenes son muda!Es ineficiente tratar de averiguar los pedidos del año próximo: ¡sírvalos cuando se produzcan! No almacene nada.

La demanda tiene subidas y bajadas.

Si la empresa está bien integrada, los picos disminuyen, porque también los vendedores sabrán conducir la demanda. Cualquier proceso de producción consta de flujo, sincronización y nivelación (flow, sincronization and leveling):lo primero es conseguir un flujo adecuado en tu producción estudiando cada mínimo detalle y perfeccionándolo cada jornada.

Si voy aprendiendo, eso es kaizen.

Después sincronice producción y demanda, y por fin haga bien su leveling, la asignación de recursos con la mayor eficacia.

No parece tan difícil.

Noes un teorema, es una praxis: fácil de explicar, pero sólo realizable si la interioriza. Japó, destruido tras la guerra, lo logró y hoy es la fábrica mundial de calidad, y yo enseño kaizen en ella.

Le explico a Imai cómo entrevisté para La Vanguardia al emperador Akihito en 1985: el palacio imperial era de una chocante sencillez, nada de muda. Imai asiente satisfecho y sentencia: "La belleza de la nada". Después le explico cómo los occidentales notábamos que sobraba personal en todas partes: decenas de conserjes, recepcionistas, azafatas en apariencia inútiles... ¿Eso no es muda?Vuelve a asentir sonriente: nadie niega que las multinacionales japonesas emplean a todos los parientes en el paro. "Por eso - razona- tenemos que ser tan eficientes, para mantenerlos a todos". En EE. UU. mandan los consumidores, en Japón los fabricantes y en Europa los funcionarios. Y en todas partes cuecen habas.

19-XII-07, Lluís Amiguet, lacontra/lavanguardia