´No patentarás el nombre de Dios en vano´, Quim Monzó

El Gobierno egipcio ha decidido proteger su patrimonio arqueológico con una ley de copyright. Registrará sus pirámides y sus esfinges y, de esa forma, a la que descubra que alguien reproduce una de ellas le meterá un puro.

Es una iniciativa poco habitual. ¿Puede uno registrar monumentos que se erigieron hace miles de años, por civilizaciones que en algunos casos tienen poco que ver con los habitantes actuales del territorio? ¿Qué van a hacer? ¿Perseguir, por atentado al copyright, a los que editan postales con las pirámides? ¿Empapelarán a los turistas que fotografían a la pobre esfinge de Guiza, aunque sean Nicolas Sarkozy y Carla Bruni? Y a los fabricantes de souvenirs que las reproducen ¿también se les va a caer el pelo? Suerte que los péplum ya no están de moda, y que el Paral · lel no vive su mejor momento, porque si a alguien se le ocurriese montar ahora un musical sobre la reina Cleopatra (con Àngels Gonyalons de protagonista, por favor) y se atreviese a poner pirámides egipcias como decorado, recibiría la oportuna visita del embajador en Madrid (supongo, al no haber consulado en Barcelona).

Por lo que se ve, lo de las apropiaciones inauditas va a ser tendencia en el 2008. La BBC explica estos días que en Malasia han decretado que a partir de ahora la palabra Dios sólo la pueden utilizar los musulmanes. En lengua malaya la palabra Dios suena algo así como Alá.De forma que musulmanes y cristianos malayos llaman de esa forma a Dios, sea el Dios que sea. Pues bien, por presión del islamismo - cada vez más radical-, el Gobierno ha decidido que a partir de ahora sólo la podrán usar los musulmanes. Dicen los cristianos malayos: ¿y nosotros cómo vamos a llamar a Dios si llamarlo "Dios" queda prohibido?

La Iglesia católica de Malasia y su diario, Herald,han presentado denuncia contra el Gobierno por ese decreto, tras haber recibido advertencias de que o dejaban de usar la palabra o les prohibirían editarlo. Dicen que son amenazas inconstitucionales. Los católicos no son los únicos con problemas. La Iglesia evangélica de Sabah, en Borneo, se encuentra en un lío semejante: le han prohibido importar libros infantiles en los que aparece la palabra Dios referida al Dios cristiano. Católicos y evangélicos alegan, una y otra vez, que, desde siempre, los cristianos de lengua árabe - y, por extensión, malaya- dicen Alá para referirse a Dios: porque esa es la palabra que en árabe o malayo lo designa. Igual que, en alemán, Kartoffel significa "patata" y, en inglés, asshole es "gilipollas". Y confío en que nunca a nadie se le ocurra decretar exclusivamente para él este último término, porque así como Dios hay uno (dicen los monoteístas), tal como se ve por la noticia, gilipollas hay tantos que sería un pecado limitar su uso generalizado.

4-I-08, Quim Monzó, lavanguardia