"¿Cómo transformarse en un país líder?", M. Makarow

Marja Makarow, profesora de Bioquímica Aplicada y Biología Molecular y vicerrectora de Investigación de la Universidad de Helsinki, Finlandia

Según el acuerdo de Barcelona, el objetivo fijado en el Consejo Europeo de Lisboa de transformar la Unión Europea (UE) en la economía del conocimiento más competitiva del mundo en el 2010 podía lograrse mediante grandes inversiones en investigación y desarrollo (I+ D). Sin embargo, el gasto promedio en I+ D de los estados miembros de la UE sigue sin alcanzar el 3% previsto del PIB y es todavía inferior al 2%. Se ha estimado que se necesita un plazo mucho más largo para transformar las estructuras económicas. No obstante, Finlandia fue capaz de experimentar una notable metamorfosis en diez años. Hace quince años, la economía finlandesa se basaba en gran medida en los recursos naturales a causa del predominio de la industria del papel y la celulosa, la producción de bienes con poco valor tecnológico y el hecho de que una parte significativa de la población trabajaba en una agricultura muy subsidiada. Hoy Finlandia es considerada prototipo de una sociedad europea del conocimiento. En el 2003, invertimos en I+ D el 2,3% del PIB, un total de 14.300 millones de euros, de los cuales el 70% provenía del sector privado, y éramos el país más competitivo del mundo según las estadísticas de la OCDE. El PIB nominal fue en el año 2002 más alto que el de Alemania y el Reino Unido. La actividad industrial está dominada por empresas de alta tecnología y exportadoras del sector electrónico y el sector óptico. El sistema educativo fue calificado como el mejor de Europa en el 2002, nuestros escolares obtuvieron los mejores resultados en el informe del 2004 del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA), y el 33% de la mano de obra tiene estudios universitarios o de tercer ciclo, la cifra más alta de la UE.

¿Se deben tales logros a decisiones políticas con visión de futuro? Sí, aunque antes tuvimos que pasar por una crisis. A principios de los años noventa, Finlandia sufrió la peor recesión económica de los últimos cien años. Hasta entonces, habíamos exportado a la Unión Soviética grandes cantidades de bienes con poco valor tecnológico, pero los acuerdos comerciales ruso-finlandeses se suspendieron literalmente de la noche a la mañana cuando se derrumbó la Unión Soviética en 1991. Ello provocó una oleada de bancarrotas, y el desempleo creció con rapidez hasta alcanzar casi el 20% de la población activa. El Gobierno se dio cuenta de que la economía tradicional tenía que transformarse con tanta celeridad como fuera posible en una economía del conocimiento y que ello sólo podía lograrse mediante la inversión en educación, investigación y desarrollo.

Sin embargo, los recursos financieros son inútiles a menos que se invierta con inteligencia, lo que requiere una política científica con visión de futuro y herramientas para llevarla a cabo. La formulación de nuestra política científica es responsabilidad de la Junta Nacional de Ciencia y Tecnología, formada por científicos de relieve, directores de empresas con investigación intensiva y los ministros de Investigación, Industria y Comercio. El presidente de la Junta es el primer ministro, y, en consecuencia, el Gobierno está muy bien informado en materia científica y tecnológica.

Los principales organismos a través de los cuales se canaliza la inversión en I+ D son los consejos de investigación - que reciben el nombre colectivo de Academia de Finlandia (AF)-, la Agencia Nacional de Tecnología (Tekes) y el fondo de inversiones Sitra. La Academia de Finlandia financia la investigación básica de alta calidad, mientras que la Agencia Nacional de Tecnología financia el desarrollo que llevan a cabo tanto los investigadores universitarios como las empresas.

Por su parte, Sitra financia la puesta en marcha de empresas con investigación intensiva. La estrategia nacional para investigación básica, aplicada por la Academia de Finlandia, converge en los centros de calidad, que son consorcios integrados por diversos grupos de investigación con objetivos comunes, en los programas de investigación orientados a financiar de manera flexible importantes áreas de investigación incipientes, en la promoción de jóvenes científicos que regresan al país después de haber cursado estudios posdoctorales en el exterior, en la promoción de investigadoras y la promoción de la colaboración entre la investigación universitaria y la empresarial. El Ministerio de Educación creó hace diez años una red nacional de centros universitarios con el fin de mejorar la supervisión de los alumnos de doctorado, disminuir a cuatro años el plazo de presentación de tesis doctorales, internacionalizar la educación e impulsar la colaboración con la industria.

La investigación puntera produce innovaciones significativas y, por lo tanto, la investigación universitaria está vinculada de manera irreversible con el desarrollo económico de la sociedad. La generación de nuevos conocimientos es valiosa por sí misma, pero la transferencia de este conocimiento para beneficiar a la sociedad constituye un deber moral ineludible. Tekes se creó para ayudar a transferir a las empresas las innovaciones de la universidad y para catalizar la investigación y las innovaciones en las mismas empresas. Entre sus principales instrumentos se cuentan los programas tecnológicos, uno de los cuales desarrolla en la actualidad las tecnologías básicas de Nokia, la empresa líder a escala mundial en tecnologías de la información y la comunicación.

Pese a todo, Finlandia tiene delante importantes retos. Necesitamos atraer a muchos más investigadores extranjeros para renovar nuestro personal científico y aumentar su número. Sigue siendo necesaria una mayor conciencia sobre la explotación de la información obtenida a través de la investigación en nuestras universidades.

La ciencia básica de un pequeño país no puede ser muy amplia y, por lo tanto, debemos concentrarnos en nuestras prioridades y establecer redes con socios internacionales. La colaboración a largo plazo entre la industria y la investigación básica debe profundizarse. Además de disponer de centros de calidad, es necesario crear centros de capacitación, donde los científicos dedicados a la investigación básica se vinculen con empresas con investigación intensiva para acelerar la transferencia de tecnología. La presente transferencia de empleos de Finlandia a Asia exige nuevas estrategias para mantener la competitividad de la economía.

lavanguardia, 28-VIII-05