"La batalla -de la OPA-", A. Puigverd

Esta sí es una batalla en el corazón de la política española. La opa de Gas Natural sobre Endesa afecta al núcleo esencial de la disputa: al reparto del poder, del poder de verdad. Y, consiguientemente, también afecta a la españolidad de Catalunya. O es o no es. ¿Si Catalunya es España, a qué viene el griterío de algunos intemperantes sectores de la política y el periodismo madrileños? ¿Dan, acaso, por supuesto que existen españoles de primera y de segunda? ¿Se dan cuenta de que han reaccionado ante la operación de La Caixa con la misma cerrazón nacionalista con que los mandamases de las finanzas de Italia y sus voceros reaccionaron ante la opa mediante la que el BBVA quería hacerse con la Banca Nazionale del Laboro? ¿Contra una empresa catalana que aspira a liderar un negocio español van a rebelarse esos fervorosos españoles a la manera de los franceses, que no quieren que una empresa española compre sus autopistas? ¿Pondrán el PP, los dirigentes de la comunidad madrileña y los medios de comunicación más irritables toda la carne en el asador para impedir que una empresa catalano-española pueda convertirse en una de las grandes del sector energético mundial? ¿Con qué argumentos podrá quejarse el PP por ser despreciado en Catalunya si ellos no sólo desprecian, sino que ponen trabas e impiden hacer negocios a los catalanes más laboriosos y emprendedores por el mero hecho de ser catalanes?

Y, sin embargo, si Catalunya no es España, como tantas veces se afirma desde determinados sectores de la política y el periodismo catalán, ¿a qué viene este hipócrita rasgarse las vestiduras por la reacción de los sectores madrileños intemperantes? ¿Acaso La Caixa no ha sido criticada muchas veces desde el nacionalismo por actuar con escaso fervor catalanista, por españolizarse y por dispersar su obra social y cultural a lo largo y ancho del territorio hispánico haciendo oídos sordos a determinadas visiones de la catalanidad? ¿Acaso los conceptos blindaje de competencias y exclusividad no han sido los más popularizados en la negociación del Estatut? ¿Acaso el soberanismo catalán no desprecia a aquellos catalanes que participan, lideran o aprovechan las oportunidades que ofrece España? ¿Acaso no los tilda de sucursalistas o botiflers?¿Acaso el ideal de una catalanidad impermeabilizada de toda españolidad no inspira muchos artículos del Estatut que algunos quisieran aprobar (no sólo en contra de juiciosas opiniones jurídicas, sino al margen del sentido común catalán)? Gracias a los pactos de Repsol YPF con Venezuela La Caixa ya es decisiva en una de las mayores petroleras del mundo. Ahora puede convertirse en el eje de un trust energético de talla mundial. Cierto: eso no repercute directamente en los bolsillos de los ciudadanos catalanes, pero contribuye decisivamente a fundamentar su bienestar. Son muchos los madrileños y españoles que aceptan esa jugada. ¿En qué quedamos?, pueden preguntarse. ¿Defienden los catalanes la coparticipación en el proyecto español? ¿O prefieren blindarse en unas esencias heredadas del romanticismo tardío? Por todo eso, la batalla que acaba de empezar es decisiva. El resto, toda esa política gallinácea, la caza de la mareada perdiz del Estatut, por ejemplo, no es más que espuma, tediosa espuma de final de vacaciones.

Antoni Puigverd, lavanguardia, 7-IX-05