´Hacer el amor es bueno´, Piergiorgio M. Sandri

Hacer el amor es un buen ejercicio que permite quemar calorías de forma placentera. Pero además se ha demostrado que el orgasmo les permite a ellos reducir el riesgo de cáncer de próstata y a ellas las enfermedades del tracto vaginal. Asimismo, el corazón se tonifica y el colesterol se reduce. En fin, que el sexo es vida.

"El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores". Hoy en día esta célebre frase de Woody Allen resulta más acertada que nunca. En efecto, ahora se sabe que además de un momento placentero, el coito es algo más: una práctica saludable. Las últimas investigaciones han demostrado que hacer el amor aporta numerosos benefi cios, tanto a nivel psíquico como físico. ¿En qué medida?

Para empezar, haciendo el amor se queman grasas. Richard Smith, autor norteamericano de dos libros sobre sexo y adelgazamiento, explica que "los movimientos pélvicos, el incremento de los latidos del corazón, la dilatación de los vasos sanguíneos de los genitales y el orgasmo gastan energía similar a cualquier otro ejercicio físico". Según Bruno Fabbri, autor del libro Sexo como deporte,en Europa occidental el acto sexual sólo dura 13 minutos y cinco segundos, lo que permite quemar como mucho 150 calorías. Si se quiere obtener más resultados, hay que esforzarse un poco más. Móntese su propio su plan de entrenamiento anual: puede correr unos 120 kilómetros o tener sexo tres veces por semana. El número de calorías que eliminará será más o menos similar: unas 7.500. ¿Ya ha decidido?

Si todavía tiene dudas sobre qué opción escoger, a continuación se incluyen más razones a favor del sexo. Si usted es hombre, escuche bien: el pasado abril, investigadores del Instituto Nacional contra el Cáncer de Estados Unidos publicaron en el prestigioso Journal of the American Medical Association que los orgasmos sientan bien: sea a través del coito, con cualquier tipo de pareja, o de manera espontánea o incluso a través de la masturbación. Los hombres con más orgasmos redujeron su riesgo de contraer cáncer de próstata- que tan sólo en Norteamérica mata cada año a casi 30.000 personas- en un tercio. Por su parte, George Davey-Smith, investigador de la Universidad de Bristol, tras diez años de seguimientos concluyó que cuanto más alta era "la frecuencia orgásmica del hombre, más probabilidades tenía de estar saludable". En concreto, la probabilidad de morir era un 50% menor entre los hombres que mantenían relaciones sexuales dos veces a la semana, en comparación con los que hacían el amor una vez al mes, más proclives a sufrir enfermedades. ¡El sexo es vida!

Si usted es mujer, también tiene motivos para tener en consideración las relaciones sexuales: en el coito se incrementa el nivel de determinadas hormonas, que reducen el riesgo de enfermedades del corazón y del tracto vaginal. En particular, se producen en el cuerpo femenino unos benefi cios específi cos: cuando la mujer practica sexo produce doble cantidad de estrógeno, la hormona que mantiene la piel suave y da brillo al cabello, retarda la osteoporosis y protege contra la hipertensión.

Uno de los trabajos más conocidos y provocadores sobre la materia es el realizado por el investigador David Weeks, del hospital Real de Edimburgo, en Escocia. Según este psicólogo el tener relaciones sexuales regularmente puede hacer que la persona se vea hasta siete años más joven. Este experto escribió un libro titulado Secretos del Superjoven (Secrets of the superyoung),basado en su estudio de 95 personas que representaban tener mucha menos edad de la que realmente tenían. Después de examinar los hábitos de los participantes en el estudio, observó que la clave estaba en el encuentro regular con su amante. El ejercicio sexual, explicó, protege contra la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, cura el dolor de cabeza y favorece el desarrollo del sistema nervioso. En conclusión, "hacer el amor al menos tres veces por semana alarga la expectativa de vida un promedio de diez años". "El placer sexual es un factor crucial en conservarnos jóvenes. Nos hace sentir felices", agrega.

En la misma línea, según declaraba Manuel Castillo, catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada, en un Congreso de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad, "el ejercicio sexual es el tipo de actividad fi siológica que más infl uye positivamente en el ánimo y el bienestar de la persona. En su opinión, "los que tienen una actividad sexual satisfactoria cuentan con una mayor esperanza de vida". Nuestro cuerpo lo agradece. En efecto, desde un punto de vista físico las relaciones sexuales mantienen la vascularización y fl exibilidad de los tejidos genitales, tanto en el hombre como en la mujer. Además de brindar placer, la excitación sexual y el orgasmo mejoran la respiración y la circulación de la sangre. Según el doctor Carl Charnetski de la Wilkes University, con una frecuencia de dos coitos semanales se disfruta de una mayor cantidad de inmunoglobina, un anticuerpo natural que ayuda a luchar contra enfermedades. Haciendo el amor de forma regular, también se mejora la fuerza, fl exibilidad y tono de los músculos, y alivia los síntomas de la menstruación, la osteoporosis y la artritis. En este sentido, la excusa de "cariño, esta noche me duele la cabeza" parece ser un argumento cada vez más débil. Un estudio de la Universidad de Rutgers estima que un orgasmo, gracias a la producción de endorfi nas, surte un efecto equivalente al de tomarse dos aspirinas.

El hecho de tener sexo no es únicamente algo que afecte a nuestro físico. La mente parece ser el otro gran ganador de esta experiencia. "La liberación de las endorfi nas, además de reducir el tejido adiposo, induce el placer, alivia la ansiedad y el estrés, incrementa la vitalidad y refuerza el sistema inmunológico. Así, se ha demostrado que las personas con relaciones sexuales satisfactorias se encuentran con mejor estado anímico y se separan menos", explica Carlos San Martín, secretario de la Federación Española de Sociedades de Sexología. Entre los benefi cios psicológicos, Marianne Salleron, de la Asociación Francesa de Centros de Consultora Conyugal, explicaba que "el sexo nos reafi rma, nos valoriza, nos hace bien. Desarrolla la generosidad, la ternura, el deseo de aprender,

de descubrir". Werner Habermehl, del Instituto de Investigación Médica de Hamburgo, va incluso más allá y sostiene que tener muchas relaciones sexuales nos haría incluso más inteligentes, porque se aumenta la adrenalina y el cortisol, que son dos estimulantes de la materia gris. "El sexo promueve nuestra habilidad para concentrarnos, alarga nuestra capacidad de atención y estimula la creatividad y las ideas. En breve: nos hace más listos". ¿Algún ejemplo? Según un informe de la revista New Scientist,el psicólogo Stuart Brody ha llegado a la conclusión de que practicar sexo mejora los niveles de presión sanguínea y la capacidad oratoria. Esto se debe al efecto calmante de la oxitocina. Así, entre sus pacientes, los que tenían más relaciones sexuales se desempeñaban mejor hablando en público.

Estos argumentos parecen desmontar la teoría de Platón, según el cual las leyes de las pulsiones físicas obstaculizan la elevación espiritual. Esta revalorización del sexo también va en contra de los que consideran que su práctica perjudica el rendimiento deportivo (por ejemplo, el entrenador Luiz Felipe Scolari predicó la abstinencia de los jugadores brasileños en un Mundial). De hecho, el organismo sufre cuando no practica el sexo. Según la sexóloga Noella Jarrousse, "la frustración sexual provoca un síndrome patógeno, en particular con la contracción de la cadera, bloqueo de la circulación y congestión del bajo abdomen".

"A estas alturas me parece insólito que se cuestionen los benefi cios del sexo", dice Tatiana Escobar, de la Universidad del Sexo. "Es una esencia de la vida que todo el mundo necesita. El bienestar sexual se traduce en un bienestar general".

¿Está más convencido ahora? Aunque los defensores de la virginidad no estarán de acuerdo, el amor platónico no sería la mejor opción desde el punto de vista médico. Es cierto que más allá de juicios sociales o religiosos, hace pocos años el sexo no estaba muy bien visto. El riesgo de enfermedades como la sífi lis era muy alto. Pero en la actualidad, si quitamos la plaga del sida (más vinculado a la promiscuidad que a la frecuencia), el sexo parece haberse consolidado como práctica sana y benefi ciosa.

¿Aun así no le han entrado las ganas? Pues haga deporte. Según el profesor Castillo, con treinta minutos de ejercicio aeróbico en días alternos o ejercicio de fuerza se incrementa la testosterona (que es buena para los músculos y los huesos) y esto benefi cia el deseo sexual. Así que ya lo han visto: hay que ponerse manos a la obra. ¡Y aprovechen! Como dijo una vez el escritor estadounidense Russel Baker, "el sexo es la última actividad humana importante que no está sujeta a impuestos".

Muchos hombres y mujeres ya han tomado su decisión: cada día hay 240 millones de personas que practican sexo. Esto signifi ca que cuando usted haya terminado de leer esta línea, en un segundo, ya se habrán producido cerca de 1.350 actos sexuales.

¿Todavía sigue sentado?

9-II-08, P.M. Sandri, estilosdevida/lavanguardia