´Es hora es de que Occidente intervenga en Darfur´, B-H. Lévy

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Es hora es de que Occidente intervenga en Darfur
Bernard-Henri Lévy, Corriere della Sera, 1 de mayo de 2006.

La situación del Darfur, empezada en la región hace tres años y en todo Sudán hace medio siglo, amenaza de alcanzar el ápice de la barbarie y el horror. Se sabe de aldeas arrasadas por los aviones procedentes de las bases de El Obeid y Port Sudán. Se sabe de columnas de Janjaweed, literalmente "hombres armados y a caballo", que después de los bombardeos acaban con los supervivientes al arma blanca.

Se conocía -lo había denunciado-, en consecuencia de mi encuentro en 2001 con John Garang (difunto líder del Movimiento por la Liberación del Pueblo de Sudán, ndr) la práctica de las violaciones de masa convertida como en Bosnia en arma de conquista y de guerra. No se ignoraba nada, por fin, de la naturaleza racista, puramente racista, de un conflicto que, siendo musulmanas las mismas tribus de los Zaghawa y los Massalit en revuelta contra Khartum, no tiene como en el Sur la "justificación" de la guerra de religión sino que demuestra tener como único motor el odio que los árabes blancos del Norte nutren respecto a una población culpable de tener la piel demasiado negra.

Ahora el régimen participa en los coloquios de paz pero intenta, hasta lo último, de impedir que los representantes de la ONU accedan a las zonas devastadas. Las ONGs europeas son perseguidas, en particular las noruegas, que continuaban manteniendo entreabiertos los pasillos humanitarios y ahora están obligadas a desalojar. Con infinito cinismo las milicias aplican la ley del 20 de febrero de 2006 que veta cualquier "organización extranjera" cuya actividad pueda dar la impresión de ejercer (sic) una "injerencia" en los "asuntos interiores de Sudán" y así lesionar (todavía sic) la "soberanía" de un Estado que reivindica el libre derecho de exterminar como cree.

Hay quién, frente a tales atrocidades, condena el mismo principio de intervención definida previamente como "neo colonial": es el caso de la Liga árabe. ¡Y hay quien sencillamente no nutre ningún interés por una guerra en una parte apartada del mundo en la que no hay oposición entre rico europeos malos y buenos pobres del Tercer Mundo: ay, estos neoprogresistas mucho más locuaces sobre el conflicto israelo-palestino! Ay, estos antiimperialistas y tercermundistas que, cuando se trata de una guerra que ha hecho 500 veces más muertes, pero en la que ni Israel ni Occidente toman la mas mínima parte, ya no tienen nada que decir!

Existen, en Francia, organizaciones que se creía tuvieran por deber y vocación la defensa de las minorías negras víctimas sea de discriminación que de negación de la memoria, y que, incluso, se distinguen por su silencio: es porque el enemigo ya no tiene a los semblantes del judío negrero y saqueador de las selvas africanas? Por qué esta guerra entre musulmanes árabes y no árabes complica, de nuevo, el viejo esquema? Porqué representa la terrible confirmación de la tesis histórica que ve en la matanza de los negros de África un crimen africano y, en particular, tan árabe cuanto occidental? Porqué es la prueba, por ejemplo, que cuándo el año pasado quisieron inculpar de revisionismo Olivier Pètrè-Grenouilleau (historiador francés autor de Les traites négrières, essai de histoire global del esclavage, ndr) fueron no solo ignorantes sino verdaderas carroñas'

En resumen, en tanto tienen una razón, cada vez diferente, para desear que el presidente sudanés El Bashir haga lo que debe, rápidamente y sin estrépitos.

¿Pero los otros? Todos los otros? Todas las personas normales que, como vosotros y yo, juramos: "jamás Auschwitz", y luego: "jamás Bosnia", y luego: "Nunca jamás la vergüenza de Ruanda"?. Y Kouchner, el amigo Kouchner, que inventó el deber de injerencia humanitaria? Y Mandela, el gran Mandela, que ha encarnado, por un momento, la conciencia y la nobleza de los hombres? Estados Unidos de América? Francia y su diplomacia africana? Todos los hombres y las mujeres que, en Francia, se han levantado como Señora Taubira (diputada de Guadalupe promotora de una ley que defina la esclavitud como crimen contra la humanidad, ndr) en defensa de la causa de los negros y que hoy sería bonito escuchar?

Convengo sobre el hecho que el problema no sea de fácil solución. Hace falta pero también convenir sobre el hecho que es 100 veces menos complicado que la destitución de Saddam Hussein. Sabemos que decir basta ya a Khartum no representaría un esfuerzo muy superior al que fue necesario hace diez años, después de cinco años de reexpediciones y vileza, para parar a Milosevic en los Balcanes. Por tanto, ¿qué estamos esperando? Cada día que pasa es un día de vergüenza y derrota.