Unión Europea: Presidencia, triunvirato y egos

La carrera presidencial ha empezado también en Europa, aunque, a diferencia de EE. UU., su elección depende únicamente de los 27 gobernantes que cada tres meses se sientan en el Consejo Europeo. La entrada en vigor en el 2009 del tratado de Lisboa, pendiente de ratificación, trae consigo un nuevo reparto de poder en forma de triunvirato que debería aumentar el peso político de la UE sin derivar en un ingobernable monstruo de tres cabezas.

Por primera vez, tres cargos del máximo nivel estarán al frente de la UE: un presidente del Consejo Europeo, un cuasi ministro de Exteriores y un presidente de la Comisión Europea. Las capitales mueven ficha para determinar qué nivel se da a cada cargo - favoreciendo a sus candidatos oficiosos- y evitar así un choque de competencias. ¿Quién se sentará por la UE en el G-8? ¿Quién de los tres respondería al teléfono a Henry Kissinger, que tanto se mofó de la falta de un número único para hablar con Europa?

El tratado deja margen de interpretación para el cargo de presidente, que puede ser la cara y la voz de Europa en el mundo o tener un perfil más cercano al concepto anglosajón de chairman.España se inclina por la segunda opción para que "todo el mundo" tenga su espacio, reclaman fuentes diplomáticas con la vista puesta en el 2010, cuando se asumirá la presidencia rotatoria de la UE, figura difuminada en Lisboa.

Problemas de competencias aparte, el choque de egos dependerá sólo de los integrantes del triunvirato. La candidatura de Tony Blair a presidente de la UE desata tantas pasiones como fobias, pero no ha dejado de sonar desde que Nicolas Sarkozy la lanzó para sorpresa de su familia política. París se ha desmarcado luego de la apuesta, pero es pronto para descartarlo de la carrera. "Los países nórdicos y del este no pondrían ningún problema, al contrario", afirma un alto cargo de la UE, en referencia a la falta de reparos a que Londres esté fuera del euro y Schengen, pecados capitales en la Vieja Europa.

Berlín favorece nombres menos controvertidos, como el presidente luxemburgués Jean-Claude Juncker - tan carismático como desconocido fuera del Benelux-, Barroso, presidente de la CE en campaña, o el primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, estrella ascendente, liberal y nórdico, condiciones que facilitan los equilibrios políticos y geográficos que se esperan del reparto (sólo España ha evocado el de sexo). No pocos ambicionan el cargo de Javier Solana en Exteriores (Michel Barnier, Benita Ferrero-Waldner, Carl Bildt), pero el interesado calla sobre sus planes para otoño del 2009, cuando vence su actual mandato.

28-IV-08, B. Navarro, lavanguardia


 

Beatriz Navarro
Diario de Bruselas;
Triunvirato en ciernes
Beatriz Navarro; bnavarro@lavanguardia.es
28-IV-08
La carrera presidencial ha empezado también en Europa aunque a diferencia de Estados Unidos, su elección depende únicamente de los 27 gobernantes que cada tres meses se sientan en el Consejo Europeo y, en las antípodas del american dream, el cargo no está al alcance de cualquiera. La entrada en vigor en el 2009 del tratado de Lisboa, pendiente de ratificación, trae consigo un nuevo reparto de poder en forma de triunvirato que debería aumentar el peso político a la UE sin derivar en un ingobernable monstruo de tres cabezas.

Por primera vez, tres cargos al máximo nivel estarán al frente de la UE: un presidente del Consejo Europeo, un cuasiministro de Exteriores (el cargo formal se quedó, por insistencia británica, en "alto representante") y un presidente de la Comisión Europea. El riesgo de un choque de egos es evidente. Las capitales han empezado a mover ficha para determinar qué nivel se da a cada cargo -una forma indirecta de promocionar sus candidatos o anular adversarios- y evitar así un choque de competencias. ¿Quién se sentará por la UE en las reuniones del G-8? ¿Quién de los tres respondería al teléfono a Henry Kissinger, que tanto se mofó de la falta de un número único para hablar con la diplomacia europea?

El tratado deja un amplio margen de interpretación para el cargo de presidente, que puede ser la cara y la voz de Europa en el mundo o bien tener un perfil más honorífico y cercano al concepto anglosajón de chairman. El gobierno español se inclina por esta segunda opción para garantizar que "todo el mundo tiene su espacio", reclaman fuentes diplomáticas con la vista puesta en 2010. España asumirá durante el primer semestre de ese año la presidencia rotaria de la UE, una tarea que con el nuevo tratado queda algo difuminada.

Conflictos de competencias aparte, el choque de egos en el triunvirato dependerá de sus integrantes. La candidatura de Tony Blair para el cargo de presidente desata tantas pasiones como fobias, pero no ha dejado de sonar desde que Nicolas Sarkozy la lanzara para sorpresa de su familia política, el Partido Popular Europeo. La diplomacia francesa se ha desmarcado de la apuesta en los últimos meses, pero diferentes fuentes coinciden en que es pronto para eliminarlo de la carrera.

"Los países nórdicos y del este no tendrían ningún problema con que fuera elegido", afirma un alto cargo de la UE, ya que no ven inconveniente en que Reino Unido esté fuera del euro, la zona Schengen y otras políticas comunitarias, pecados capitales en la vieja Europa. Bélgica no oculta su rechazo a Blair como presidente –inevitable vendetta al veto inglés a sus dos últimos candidatos, los federalistas Jean Luc Dehaene y Guy Verhofstadt-, pero por primera vez ningún país podrá bloquear el nombramiento en solitario.

Berlín calla respecto a Blair, pero favorece candidatos menos controvertidos, como el presidente luxemburgués Jean Claude Juncker –tan carismático como desconocido fuera del Benelux- y el presidente de la Comisión Europea, el conservador portugués José Manuel Durao Barroso, en campaña de reelección. Algunas fuentes lo sitúan, impulsado por el gobierno alemán, como presidente de la UE, con la idea de que el luxemburgués ocupe el Berlaymont, sede de la Comisión Europea, una institución de interés capital para Berlín. "Juncker es un europeísta a prueba de bombas, tiene la máxima confianza de Merkel y casi todo el Parlamento aplaude a su paso", advierte un alto cargo del PPE.

El nuevo reparto de poder tendrá daños colaterales para España: la salida de la Comisión Europea del comisario de Economía Joaquín Almunia. Javier Solana, alto representante de política exterior y de seguridad común, cargo que contará con más medios económicos y diplomáticos que nunca desde que el tratado entre en vigor, en principio en enero de 2009. Pero el puesto se fusionará con una de las vicepresidencias del ejecutivo comunitario, donde sólo está prevista la presencia de un comisario por país, lo que obliga a prescindir de Almunia, bien valorado y muy cómodo en los ambientes comunitarios.

El gobierno español mantienen un "respaldo total" a la continuidad de Javier Solana en el cargo, aunque el interesado ni confirma ni desmiente su interés en seguir después de noviembre de 2009, cuando se forme una nueva Comisión. No pocas las personalidades se han postulado más o menos públicamente para el apetitoso cargo: el ministro francés y ex comisario europeo Michel Barnier, el jefe de la diplomacia sueca Carl Bildt o incluso la austriaca Benita Ferrero-Waldner, que estos años ha rivalizado con Solana como comisaria de Exteriores, cargo que desaparecerá en 2009.

Otros nombres que se barajan para completar el triunvirato son Bertie Ahern, el dimitido primer ministro irlandés, y el mandatario danés Anders Fogh Rasmussen. Atención a esta estrella ascendente -quizás este otoño logre que su país apruebe el ingreso en el euro-, liberal y nórdico, dos condiciones que favorecen los equilibrios políticos y geográficos que se esperan del reparto de cargos, una negociación en la que podría decidirse también el liderazgo de la OTAN.

España ha evocado otro equilibrio a tener en cuenta a la hora de diseñar el rostro de la nueva Europa de Lisboa, el de género. A día de hoy, las cumbres europeas son "cosa de hombres", como puede verse en las fotos de familia, se ha quejado la sueca Margot Wallström, vicepresidenta de la Comisión Europea. "Es algo negativo de cara a la opinión pública. La gente ve a los políticos intrigando a puerta cerrada. Los hombres eligen a hombres".

¿Habrá sitio para una mujer en el triunvirato de la nueva Europa? Casi todos los nombres en liza tienen en común su pertenencia al sexo masculino, aunque también se cita a algunas mujeres de sólido currículum, como la presidenta finlandesa Tarja Jalonen, la ex presidenta letona Vaira Vike-Freiberga o la canciller alemana Angela Merkel. El calendario político nacional no le favorece, pero no pocos ven en la líder alemana una digna presidenta de la UE en un futuro no demasiado lejano.