Abjasia: cuņa rusa en Georgia

De la plétora de conflictos innecesarios que orillan la periferia oriental de Europa, el de Abjasia tiene todos los números para llevarse la palma: es reciente, teledirigido, sangriento y ruinoso para cerca de un cuarto de millón de familias desplazadas por la guerra. Y los amagos de solución hechos el pasado mayo se estrellan ante la inmovilidad de los planteamientos políticos de Moscú y Tiflis

Los orígenes del conflicto hay que buscarlos en la política de mezcla étnica que practicaba el dictador comunista Stalin para mejor dominar a la población soviética. En este marco se sitúa el asentamiento masivo de georgianos en la que a la sazón era la República Autonóma de Abjasia en el seno de Georgia, una de las 15 repúblicas de la URSS. Tras la desaparición de la Unión Soviética, la tensión racial se avivó en Abjasia porque Moscú luchó por mantener a Georgia vinculada a la política rusa. La tensión derivó hacia la lucha armada porque la población rusófona (rusos y armenios) prefería seguir siendo parte de Rusia y por los errores de Tiflis en el trato dado a Abjasia.

El mayor de estos errores fue menospreciar la capacidad de resistencia militar abjasia. Tiflis mandó en 1992 tropas regulares a sofocar los núcleos más rebeldes, una expedición que acabó al año con un fracaso militar, la destrucción de importantes zonas y la huida de cientos de miles de personas. La humillación georgiana en el enfrentamiento armado fue máxima, porque el armisticio reinante es fruto de la intervención militar rusa y está garantizado por un contingente de paz ruso supervisado por delegados de la ONU.

Lo malo para el Gobierno georgiano, que suprimió la autonomía abjasia en el 2004, es que después de perder el choque armado, ahora está camino de perder también la batalla ciudadana. Y es que buena parte de los desplazados no quiere volver a Abjasia porque ya no existen sus hogares o temen ser víctima de la discriminación racial. Hasta la fecha sólo han regresado unas 45.000 personas. También los secesionistas rechazan la idea de un regreso masivo, porque se restauraría una situación similar a la de inicios de los noventa, cuando la inmigración georgiana era tan fuerte que los abjasios iban en camino de ser minoría en su patria.

Esta primavera la presión internacional ha forzado una aproximación entre Georgia, Abjasia y Rusia, y se ha llegado a filtrar que existían acuerdos para la retirada de la policía georgiana. Pero estas noticias no fueron confirmadas y el informe de la ONU sobre el avión espía georgiano derribado el pasado 20 de abril en el espacio aéreo abjasio no ayudará nada a favorecer la predisposición moscovita a un entendimiento con Tiflis. El informe señala que el aparato no tripulado fue abatido por un caza ruso. Rusos y abjasios negaron la intervención del caza ruso. Los abjasiosdijeron que el avión espía georgiano fue abatido por un caza abjasio, y en otro comunicado, por un misil abjasio tierra-aire.

6-VI-08, V. Popescu, lavanguardia