´Miedos y auges del castellano´, Baltasar Porcel

Diversos intelectuales españoles, o en lengua castellana, han pergeñado otro de los habituales manifiestos abogando por ella. No extraña, pues padece problemas y, como nubarrones, también surge el miedo entre quienes pueden resultar calados.

Así, en Latinoamérica algunos movimientos indigenistas la bordean hostiles. Como el inglés sacude su sintaxis y le suplanta palabras y expresiones. Y si en Estados Unidos aumenta su presencia, es en general entre las capas social y culturalmente bajas.

En España también halla trabas, aunque con irregular ventaja a su favor, pues es el único idioma de casi 40 millones de personas y del Estado, incomprensible y ferozmente monolingüe. Pero la inmigración difícilmente se apea de su habla, si no la obligan. Y en las autonomías con lengua propia reina el bilingüismo, debiendo competir el castellano con el vasco, catalán, gallego, bereber y árabe... En Bruselas, además, no logra situarse como lengua básica de la UE. Y las traducciones de libros españoles a otros idiomas se producen espaciados, hasta premios Nobel como Cela o Aleixandre son poco menos que ignorados.

Aunque el tema resulta de difícil solución. Si por un lado su vasta demografía le asegura fuerza y expansión, a la vez se trata mucho de individuos de relativa formación, de países de modesta economía, de creación científica e innovación tecnológica escasas.

Luego, ese idioma no actúa como conducto de una esencial expresión cultural propia y clave en la civilización, como el alemán, el francés o la novelística rusa del XIX. Incluso en literatura España ha sido precaria a partir del siglo XVII, la generación del 98 apenas trascendió el ámbito local, ¡nadie ha traducido ni al gran Baroja!

Borges denostaba todo eso. Y sólo en el XX el español tuvo auge internacional con el boom latinoamericano. Fueron siglos de decadencia parecida a las del catalán y el portugués.

Resultando curioso que el castellano contemporáneamente haya tenido a Barcelona como acaso su más eficaz plataforma: aquí están ahora sus empresas editoras mayores, desde la poderosamente mercantil Planeta a las de incisivo radio intelectual, Anagrama en cabeza.

Y Destino-premio Nadal rehicieron la molida literatura española de posguerra, así como Seix Barral y la prensa catalana fueron decisivas en el lanzamiento de dicho boom.

Y aquí está el socialmente más hincado periódico del área y el siglo, La Vanguardia,así como se redactó el Espasa, primera enciclopedia amplia. Y catalanes exiliados levantaron la edición en Argentina o México. Siendo la población bilingüe catalana la en proporción consumidora máxima de libros en castellano.

El cual en Catalunya es sustancial, mientras el catalán en España es ignorado, odiado ¡o temido!, incluso por los cultos y la gobernación.

27-VI-08, Baltasar Porcel, lavanguardia