´Entre dos aguas, como mínimo´, Quim Monzó

Me explicaba hace unos días Jordi Évole la campaña que el grupo integrista Hazte Oír inició tras la emisión del programa de televisión Salvados por la Iglesia.Según Hazte Oír, el programa "daña los sentimientos religiosos de una parte mayoritaria de la población española" y en consecuencia pedía el inicio de un boicot: "Convocamos a todos aquellos creyentes y personas de buena fe a que dejen de comprar los productos de las principales empresas que tienen contratada su publicidad con La Sexta". El boicot a los anunciantes es un método habitual para - al privar a las cadenas del dinero de los spots- presionar a los programas para que se autocensuren. Rápidamente retiraron sus anuncios El Corte Inglés, Heineken y Seguros Ocaso.

En Gran Bretaña ha sucedido un caso parecido. Pero con otro final. Heinz empezó a pasar un spot de mayonesa, que reproduce una escena familiar, en una cocina, por la mañana. Un hombre vestido como un dependiente de delicatessen - gorrito y camisa blanca- está atareado preparando bocadillos. Entra un niño, le saluda ( "Un bocadillo, por favor, mami"), el hombre le da el bocadillo y el niño se va. Entra una niña, el hombre le da otro bocadillo, la niña le dice adiós ( "Gracias, mami") y se va. Finalmente entra un hombre con americana, corbata, la cartera bajo el brazo y ese aire apresurado de quien va a llegar tarde a la oficina. Coge un bocadillo y le dice al primero: "Hasta la noche, cariño". Este, con un claro acento neoyorquino, le llama: "Ey, ¿no te olvidas de algo?". Entonces, el de americana y corbata vuelve atrás y le da un beso. El primero le dice al que se va: "Te quiero. Después del trabajo, a casita enseguida, guapetón". Tras eso, aparecen en pantalla la marca y el eslogan "Mayonesa con el aroma de las delicatessen de Nueva York".

Según The Guardian,la emisión del anuncio ha provocado quejas de los telespectadores. Que si es ofensivo, que si resulta inapropiado que los niños vean anuncios así. Explica el diario inglés que muchos padres están molestos porque, a consecuencia del spot, han tenido que explicar a sus hijos que hay personas que tienen relaciones con individuos de su mismo sexo.

De modo que Heinz ha decidido retirar el anuncio.

Pero esa retirada ha indignado a los grupos que luchan por los derechos gayos. Que, en consecuencia, han pedido a todos aquellos que consideran que esa retirada es un atropello que dejen de comprar productos Heinz. La empresa se encuentra ahora en un dilema. Si vuelve a pasar el anuncio, los unos volverán a pedir que no se compren sus productos. Si no lo pasan, son los otros los que ya lo piden con intensidad. ¿Qué opción debe tomar Heinz para perder menos ventas? He ahí el asno de Buridán enfrentado a las complicaciones que se derivan de la creatividad publicitaria.

27-VI-08, Quim Monzó, lavanguardia