´The Shield of Aquilles: war, peace and the course of history´, Philip Bobbitt

The Shield of Aquilles: war, peace and the course of history, Philip Bobbitt, 2003.



"Tony Blair fue a la guerra de Iraq mientras leía un libro.

De hecho, en la primavera del 2003, todo el entorno del primer ministro británico devoraba las tesis de Philip Bobbitt, consejero de Carter, Bush padre y Clinton, sobre el nuevo orden internacional que debería surgir de Iraq. La visión del mundo que tiene Bush suele ser calificada en Europa de simplista, pero Bobbitt, próximo a la Administración Bush, explica en The Shield of Achilles: war, peace and the course of history (2003) las razones por las que la estrategia de Bush no debe ser subestimada.

Condoleezza Rice ha dicho que con el segundo mandato de Bush ha llegado la hora de la diplomacia. La afirmación de la que será jefa de la diplomacia estadounidense puede entenderse, sin embargo, de muchas maneras. De sus palabras puede interpretarse que tiende la mano a los aliados, de los que Bush se separó. Pero también podría ser el reconocimiento del error cometido por Bush al ir a la guerra sin un consenso internacional, a diferencia del Golfo (1991), Bosnia (1995) y Kosovo (1999). No es seguro, sin embargo, que el regreso a la diplomacia sea un acto de contrición. Bush, en la toma de posesión de su segundo mandato, pidió el jueves que los países aliados respalden su estrategia de extender la libertad en el mundo (en el primer mandato, "cambio de régimen") para tener la mejor esperanza de paz.

Bobbitt afirma que las formas estatales se han sucedido en función del éxito o del fracaso en las guerras. De ahí que dibuje una secuencia en la que cada gran guerra, con su correspondiente tratado, ha auspiciado otro tipo de Estado. Así, al Estado principesco le siguió el territorial, que fue superado por el Estado nación, y éste, según la terminología de Bobbitt, por la Nación Estado. La tesis central de Bobbitt es que todos los grandes conflictos del siglo XX fueron, en realidad, una "larga guerra" que comenzó en 1914 y acabó con la guerra fría, en 1990, por lo que, concluye, la etapa de la Nación Estado también ha terminado. Bobbitt dice que el objetivo del Estado nación era forjar la identidad nacional; por el contrario, la Nación Estado se caracteriza por garantizar el bienestar de sus ciudadanos. Por lo tanto, después de la Nación Estado, ¿qué? Pues, para Bobbitt, es la hora del Estado mercado, cuyo objetivo no es garantizar el bienestar, sino proporcionar a los ciudadanos la oportunidad para que se labren su propio bienestar. Bush habla de una "sociedad de propietarios".

El Estado mercado también se comportaría de manera distinta en política exterior. Bobbitt considera que el Estado, tal y como ha sido hasta ahora, es incapaz de hacer frente a los desafíos del siglo XXI, desde el ataque terrorista hasta las redes de información. ¿Qué se puede hacer entonces? Bobbitt se pregunta con retranca si la sociedad internacional tendrá la suficiente paciencia para esperar un consenso antes de actuar. Como su respuesta es claramente que no, sentencia que el poder militar estadounidense es el gran recurso. Bush ha abierto su segundo mandato con la promesa de utilizar el poder estadounidense para derrotar a los tiranos.

La competición ideológica de la guerra fría se libró entre el pacto social de Franklin D. Roosevelt, que se basaba en el Estado de bienestar, y la economía soviética. A la doctrina estadounidense se le denominó convergencia armónica, idea que se utilizó para alumbrar un mundo con estables organismos internacionales. Ahora, en su segunda parte, la agenda de Bush es más radical en el interior (reforma fiscal y de las pensiones), pero eso no es garantía de que se vaya a dar un respiro en el exterior. Tanto en el plano interno como en el externo se trata de una ambiciosa redefinición estratégica para darle la vuelta a Roosevelt como a un calcetín.

John Lewis Gaddis ha escrito en Foreign Affairs que "el presidente y sus asesores parecen haber concluido que el shock sufrido por Estados Unidos el 11 de septiembre exige que el sistema internacional sufra otro shock". ¿Por qué? Porque el orden actual no garantiza la seguridad. Pero, ¿cómo se puede cambiar? Parece muy sencillo: aplicando las leyes del mercado a la geopolítica. Dicen los entusiastas que lo mismo que la libertad económica beneficia el interés personal, lo que conduce al interés colectivo, una terapia de choque, empezando por la expansión de la libertad en Oriente Medio, hará que el mundo sea seguro. Si Virginia Mayo era la prueba de la existencia de Dios, Rice es la muestra de que Bush, que dice saber donde está el diablo, no sólo es retórica idealista."