Sarkozy asistirá a ceremonia inauguración JJOO (¿y Zapatero?)

"¡Buen provecho, señor presidente!", espetó ayer con genio el eurodiputado verde Daniel Cohn-Bendit - uno de los líderes del mayo del 68 francés- a Nicolas Sarkozy - uno de sus mayores críticos- en respuesta a su decisión de asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín. Fue uno de los duelos dialécticos más intensos de los que ayer se vivieron en el Parlamento Europeo.

El jefe de Estado francés y presidente de turno de la UE - uno de los primeros líderes en plantearse el boicot- defendió su presencia con la misma pasión que Dani el Rojo empleó en atacarla, vestido con la camiseta de Amnistía Internacional de boicot. "Cuando redacte sus memorias, lamentará haber ido a comer con el presidente Hu Juntao. Mientras tanto, yo pensaré en los que se pudren en las prisiones chinas, en los torturados de Tíbet", le reprochó acaloradamente.

Sarkozy, que consultó a los Veintisiete antes de pronunciarse, pidió respeto para su decisión. "No es humillando a China como haremos progresar los derechos humanos, sino mediante el diálogo. No creo que podamos boicotear a un cuarto de la humanidad". Ante un Parlamento muy dividido sobre la política hacia China, Sarkozy se comprometió a hablar de derechos humanos y durante su visita se jactó de ser uno de los pocos que ha dicho a la cara al presidente chino que "una gran nación como China no puede tener pena de muerte".

      
Sarkozy & Hu Jintao                                     Dalai Lama

Sarkozy recordó el pragmatismo de Pekín en los últimos años en sus relaciones con Hong-Kong, Macao o Taiwán y subrayó que es miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y un aliado imprescindible de Europa "para poner fin al escándalo de Darfur" o para "aislar a Irán".

Descartado un boicot a la inauguración de los Juegos, el único gesto fuerte que le queda a Sarkozy para mostrar su censura a la política china hacia Tíbet es recibir oficialmente al Dalai Lama en París, donde se le espera del 12 al 23 de agosto. El líder francés parece dispuesto a hacerlo, pese a las amenazas de Pekín y las reservas de algunos correligionarios. "No le corresponde a China fijar mi agenda y mis citas", afirmó ayer de forma contundente. Pero no aclaró qué acabará haciendo.

La oportunidad de recibir en el Elíseo al Dalai Lama, por mucho premio Nobel de la Paz que sea, dista de concitar la unanimidad en el entorno del presidente. El ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin, se ha manifestado públicamente en contra: "Espero del jefe del Estado de mi país que se comporte como tal y no como el presidente de una asociación", ha declarado.

Su opinión es compartida por diferentes analistas y expertos franceses en relaciones internacionales. Otros, en cambio, creen que Sarkozy está pagando una política hacia China dubitativa y errática. Según Le Monde - que se inscribe en esta visión-, Sarkozy no ha conseguido hacerse respetar por Pekín, que trata a París como un "tigre de papel". La imprudencia del embajador chino en París, Kong Quan, al amenazar explícitamente con "consecuencias graves" - básicamente comerciales- si el Dalai Lama era recibido en el Elíseo, deja poco margen a Sarkozy.

11-VII-08, B. Navarro/ll. Uría, lavanguardia