(accidente aéreo e información:) ´Televisión sin corazón´, Joan de Sagarra

La televisión del corazón se olvidó de la duquesa de Alba, la cual, dicen, quiere casarse con un funcionario madrileño con la oposición, dicen, de sus hijos - la duquesa de Alba es nuestra campeona estratosférica de la prensa del corazón. Cuando se casó con el cura Aguirre consiguió su primer oro; con el funcionario madrileño, y a su edad, iba a batir su propio récord-, y se lanzó, desesperada, a la caza de pilotos, de ingenieros aeronáuticos, de toda clase de expertos en aviación que pudiesen descifrar lo que había ocurrido en el vuelo JK5022 de Spanair con destino a Canarias. Y la caza y la desesperación se incrementaron cuando empezaron a aparecer los familiares de las víctimas de la tragedia. Se les veía con la alcachofa del micrófono azuzando - "¿Han perdido a alguien? ¿A cuántos? ¿Cómo se siente usted?"- a través de la ventanilla del coche a aquella pobre gente que llegaba al improvisado tanatorio y, la verdad, uno sentía vergüenza ajena. Por un momento, la Pantoja u otra celebridad del corazón era sustituida por esa madre canaria que había perdido a su hija y a su nieto. Pero el procedimiento era el mismo: acosar, insistir, buscando esa expresión de dolor, ese sollozo, esa lagrimita. Un procedimiento del que parecen haberse contagiado otros programas de esos que llamamos serios."¿Cómo se sentían los familiares canarios que viajaron a Madrid en su avión?", preguntaba una periodista al emocionado piloto - nudo en la garganta, ojos brillantes- en la barra de un bar.

El dolor de unos, acrecentado en ocasiones por desconocer si sus familiares estaban muertos o vivos, gravemente heridos, contrastaba con la alegría de los que a última hora habían cambiado su vuelo por otro o habían perdido el avión, y con el fastidio de quienes en el aeropuerto veían anulado su vuelo a causa de la tragedia. "Cuando uno tiene que cancelar un viaje en avión, siempre le queda la esperanza de que ese avión se estrelle", escribió en una ocasión un Perich cabreado que nunca tuvo que verse en el caso que nos ocupa: aquí el vuelo queda cancelado porque otro avión se ha estrellado. Humor negro, negrísimo, de mal gusto quizás, pero humor al fin y al cabo, que siempre es más sano que esas impúdicas alcachofas a la caza de un matrimonio destrozado por la muerte de tres hijos y dos nietos.

24-VIII-08, Joan de Sagarra, lavanguardia