´Decisiones (Ave María), cada día (sí, señor)´, Quim Monzó

La gente aconseja que, antes de tomar en caliente una decisión importante, cuentes hasta cien. Porque puede que, tras contar hasta cien, te hayas serenado, lo veas de forma diferente y agradezcas haber frenado tu ímpetu.

Eso mismo, ligeramente adaptado, es lo que acaba de presentar Gmail. Un servicio que hace que, antes de enviar un correo electrónico, tengas que responder correctamente una serie de problemas matemáticos. La idea es que, al concentrar el cerebro en esas sumas y restas, las neuronas se te ventilen un poco y, ya más calmado, decidas si de verdad te interesa enviar el correo. En principio, el proceso se activa las noches de los viernes y los sábados, porque consideran que es cuando la gente bebe más, y envía más e-mails de los que luego se arrepiente. Pero si a ti te parece que siempre vas con el coco descontrolado, pues puedes activarlo siempre. No sé si enviarás muchos e-mails, pero al menos refrescarás la aritmética.

Desde hace años hay empresas que anuncian programas que, en las horas más críticas (generalmente nocturnas), bloquean los correos electrónicos y los mensajes SMS. La novedad de la propuesta de Gmail es que, de forma sencilla, lo pone al alcance de mucha gente. Yo nunca envío e-mails por un impulso pasajero, pero me pasa algo semejante con las compras compulsivas. Desde que es posible comprar por internet, a veces, con la ayuda de unos whiskeys, la facilidad del proceso de compra y la tranquilidad de no tener que tratar con un dependiente desmotivado, uno se enfrasca en pedir libros, discos, zapatos o leñeros. Son lo que se llama cocaine decisions,aunque no siempre la cocaína sea el desencadenante.

En los años ochenta oí por primera vez esa expresión. Se aplicaba a las decisiones que, con el entusiasmo y el optimismo que dan unas rayitas, la gente toma a veces. El Urban Dictionary explica que la expresión nace de una canción de Frank Zappa. Según ese diccionario, una cocaine decision es una resolución impulsiva y a gran escala que implica grandes sumas de dinero, generalmente de otros. Por ese entusiasmo súbito se toman a veces decisiones amorosas. O políticas (los restos de cocaína que se encuentran en los lavabos de muchos parlamentos son espectaculares). O financieras. Hará veinte años - quizá algo menos-, hubo en la Bolsa de Nueva York una gran crisis. La prensa de allí habló entonces de que su origen eran demasiadas cocaine decisions acumuladas. En The Village Voice caricaturizaban a los brókers con esos papeles que a veces llevan en la mano, pero enrollados en forma de canuto y metidos en la nariz. Vista la magnitud de la crisis actual y lo demencial de las euforias hipotecarias que la han provocado, me gustaría saber qué se han estado metiendo estos últimos años.

10-X-08, Quim Monzó, lavanguardia