´Cómo acabar con los partidos de las selecciones´, Quim Monzó

En octubre del 2001, en el Stade de France de París, a punto de jugarse un partido amistoso entre las selecciones de fútbol de Francia y Argelia, interpretaron los himnos de ambos países. En las gradas había multitud de banderas argelinas, pero también marroquíes y de Túnez. Al sonar La marsellesa hubo una pitada fenomenal. Al día siguiente, políticos y diarios se mostraron escandalizados. Meses después, en mayo del 2002, antes de que empezase la final de la Copa de Francia entre el Lorient y el Bastia, los seguidores de este equipo - corsos- silbaron el himno francés. El presidente Chirac abandonó el palco, indignado. El año pasado, en noviembre, otra vez hubo partido amistoso de los franceses contra una selección magrebí; la marroquí en este caso. También en el Stade de France. Cuando sonó el himno francés, volvieron a repetirse los silbidos. La última pitada fue este martes. De nuevo en el Stade de France, de nuevo en un partido amistoso y de nuevo jugando contra una selección magrebí: la de Túnez. Como en todo buen running gag, la situación se reprodujo: La marsellesa fue silbada de forma estentórea. Como a la tercera va la vencida (la pitada corsa no deben tomarla en cuenta), Sarkozy decidió anteayer que, la próxima vez que les silben el himno, "los miembros del Gobierno que estén presentes abandonarán inmediatamente el recinto deportivo" y se suspenderá el partido. Como bonus track,"se suspenderán todos los partidos amistosos con el país concernido".

El francés no es el único himno que se silba en los campos, como bien sabemos por aquí, donde hay gente que gusta de silbar el himno catalán. Lo mismo sucede a veces con el español, no sólo en el Camp Nou (también, históricamente, en el viejo Les Corts), sino asimismo en Montjuïc. Hasta tal punto que, para evitar silbidos, cuando los Juegos de 1992 idearon un leve max-mix de Els segadors y la Marcha real para dificultar a la gente la exhibición de sus odios.

Visto lo cual, la idea de suspender los partidos a la que silben un himno nacional me parece estupenda, y confío en que se generalice. Si lo conseguimos, estarán de enhorabuena los amantes del fútbol hartos de que las selecciones estén siempre interrumpiendo el ritmo de las ligas. Bastará ir al campo donde se juegue el partido de selecciones - en grupo numeroso- y, a la que suene un himno nacional, silbarlo y abuchearlo. El partido se acabará "inmediatamente". Así, los sufridores barcelonistas - los que encienden velas al santoral entero cada vez que los jugadores se van con sus selecciones- conseguirán que regresen sanos y salvos, sin ninguna lesión, a punto para jugar los partidos de Liga, que son los que de verdad importan y en los que, por cierto, a Dios gracias no suenan himnos nacionales.

17-X-08, Quim Monzó, lavanguardia