“Nacionalpopulismo“, Miquel Roca Junyent

La crisis es grave, pero alguna de sus consecuencias puede ser más preocupante. Y una es la ola de nacionalpopulismo que se ha instalado en sectores de la opinión pública. En otras etapas históricas, las crisis económicas han producido fenómenos similares. Desde el más dramático del nazismo ante la debacle económica de la Alemania de entreguerras, a la más benigna del "poujadismo" francés de la posguerra. La crisis permite la demagogia, la explotación primaria de las frustraciones, la eclosión de resentimientos y la ocasión para la contestación frívola y, a la vez, hiriente y banal.

Con la crisis ha llegado, para algunos, la gran ocasión. La política y los políticos no sirven para nada; los valores son una excusa para imponer el sarcasmo y deslegitimarlo todo. No se trata de cambiar el modelo económico de crecimiento, sino de contestarlo por la vía de la anécdota. El Parlamento cede su papel a la tertulia, el rumor a la noticia, la serenidad a la frivolidad. El nacionalpopulismo se construye destruyendo. Hay que acabar con la confianza, con la esperanza, con la convicción.

Ahí queda en el olvido todo lo positivo logrado en estos años. Ya no vale nada. La democracia, una expresión vacía de contenido; la libertad sólo se reclama para amparar el sarcasmo; el progreso, se niega. Esta batalla no la podemos perder; el nacionalpopulismo es una amenaza para todos y para el futuro. Que la memoria histórica sirva a todos para recordarnos lo que, a su amparo, el nacionalpopulismo aportó a España.

Tenemos problemas, es verdad. Graves, es verdad. Pero tenemos bases más estables que jamás antes en nuestra historia para salir de todo ello. Pero, para hacerlo posible, deberemos rechazar los cantos de sirena de un nacionalpopulismo que cabalga de nuevo. Y son los de siempre. Los que aceptaron a regañadientes la democracia; los que no reivindicaron la libertad pues ya tenían la suya. Los que no aman ni la pluralidad, ni la diversidad, ni aceptan instituciones que no satisfagan sus ambiciones.

En la crisis, más unidos que nunca en la defensa de los valores que han hecho posible esta nueva realidad de la España democrática. ¡Habrá que echarle valor! Pero la crítica corrosiva cuya única finalidad es arruinar la esperanza para dar paso al populismo reaccionario, ¡jamás!

4-XI-08, Miquel Roca Junyent, lavanguardia