´Te daré todo lo que me pidas´ (Godoy a Murat)´, Enric Juliana

En el parque del Retiro está el E árbol más viejo de Madrid. Es un ahuehuete. Un enorme ciprés mexicano, plantado en 1632, cuando Quevedo ya escribía ácidos versos contra los díscolos catalanes. Sobrevivió el árbol de Moctezuma al pesimismo quevediano y, después, al 2 de Mayo, puesto que los franceses transformaron el parque en campamento y de la tala sólo se salvó el fornido ahuehuete.

Al verlo tan robusto, el mariscal Murat ordenó emplazar un cañón entre sus ramas. Apuntaba a la Puerta del Sol.

El Retiro invita a pasear estos días interinos de noviembre. Madrid es una ciudad de grandes otoños. La primavera suele ser corta y neurasténica: nunca se sabe qué pasará mañana. El verano, muy rifeño, confirma que el aire acondicionado llegó desgraciadamente tarde a la historia de España. (Con refrigeración en los cuarteles y unos foros de internet abiertos al desahogo nos habríamos ahorrado la Guerra Civil). Y qué decir del tenaz invierno. Es militarista. Y maravilloso en sus días de gélido e intenso cielo azul.

El otoño en el Retiro es ligeramente melancólico, atributo todavía algo reñido con la madrileñidad. Rica, hiperactiva, golfante, nerviosa, americanizada y pronto, muy pronto, proletaria y neorrealista como una película de Rossellini, la capital de España está en un tris de añorar tiempos más felices. Falta poco. El cambio de humor se intuye en el perceptible crecimiento del pequeño partido de Rosa Díez y Fernando Savater. Hay en el emergente partido neoespañol, muy bien puntuado por periodistas, escritores, catedráticos, profesores de instituto y demás nostálgicos de un orden central y mesocrático, el primer atisbo de una madrileña melancolía.

Se intuye, sí. Flota entre las arboledas del Retiro un renovado rechazo al galimatías autonómico. Caciquismo regional, escribe la revista The Economist en su descarnada radiografía del fin de fiesta español. Y acierta. La campaña desatada estas semanas desde el Gobierno regional de Madrid para obtener un férreo control político de la presidencia de Caja Madrid, la segunda caja de ahorros de España, no merece otro calificativo. He ahí todo un ejemplo de caciquismo regional, que el periodista Michael Reid seguramente no llegó a tiempo de anotar en su libreta. Es interesante el informe británico. Bebe mucho de Savater y escribe algunas cosas de Catalunya que no son exactas, pero acierta totalmente en la pregunta principal: ¿sin reglas federales, es viable una España de 17 autonomías en el trastocado mundo que viene?

Paseo de otoño en el Retiro. Al mediodía, en la hora más extraña, la radical soledad del parque se condensa en el Palacio de Cristal, su rincón más literario cuando la jornada es laborable.

Después de visitar Londres en 1862, Fiodor Dostoyevsky escribió que el palacio de cristal construido en la capital inglesa con motivo de su exposición universal era la perfecta metáfora de la moderna civilización occidental, puesto que pretendía englobarlo todo bajo el techo de una cálida y frágil comodidad.

El filósofo alemán Peter Sloterdijk ha retomado recientemente la idea de Dostoyevsky en un ensayo sobre el mundo interior del capital. Y ha esbozado, denso y musical como siempre, una metáfora aún más esbelta: el palacio de cristal como ambigua frontera entre lo que está dentro del vasto mundo comercial y lo que sigue fuera.aparentemente ajeno a las imperativas exigencias del capitalismo integral y espectacular.

En Washington hubo ayer un solemne intento de limpiar el vaho que desde hace unos meses empaña las paredes del Palacio de Cristal. Y quien podía haber quedado fuera,en la más fría, intensa, política y teatral de las intemperies, al final fue admitido dentro.Alborozado acontecimiento - "¡hemos salido del rincón de la historia!"- que explica, perspicaz Sloterdijk, maestro de la metáfora, las rendidas muestras de española gratitud que, con calculadísima indiscreción, acaba de revelar el diario Le Figaro.Por encargo de Murat.

16-XI-08, Enric Juliana, lavanguardia