´Integrar, legitimarse´, Xavier Bru de Sala

Fue Sarkozy el primero, por lo menos en la ola presente, en abrir el abanico, integrar a destacados miembros de la oposición, ex altos cargos, jubilados o casi, y así legitimarse. Sea porque la jugada le salió bien - tanto que los socialistas franceses están más divididos y desactivados que nunca-o sea por una parecida lectura de los tiempos, que aconsejan ampliar la base para mejor liderar, el presidente Obama está tomando el mismo camino, si bien desde una posición política de salida en principio contraria a la del derechista francés.

O tal vez no tan contraria. Por el hecho mismo de integrar a destacados republicanos Obama, y socialistas Sarkozy, se conceden una libertad de actuación, palabra y decisión equivalente a la obertura de compás que consiguen con tales incorporaciones. No se trata, como podría parecer, de una maniobra politiquera, sino de una operación de largo alcance. Al alejar de su opción los límites que antes la determinaban, no sólo consiguen un espacio de intersección, sino que adquieren un compromiso de flexibilidad al que ya no podrán renunciar. Pueden seguir tan anclados como antes en su ideario y principios, pero el pragmatismo y la eficiencia son lo que de veras señala su rumbo. No todo el mundo está capacitado para actuar de este modo integrador, pero vayan apuntando que nos encontramos ante un valor que cotiza al alza.

Tengo para mí que la cuestión va más allá de las opciones personales de tal o cual presidente. En estos tiempos de dificultad global, los países que antes logren ponerse en la senda de Sarkozy y Obama saldrán mejor parados que los demás. Y al revés, los que presenten mayor rifirrafe político, más lucha, distancia y cara de perro entre gobierno y oposición van a contar con dificultades añadidas para salir de la poza en la que todos hemos caído. Si la intuición es acertada, Italia y España lo tienen peor que otros, pues la política, o mejor el clima general que de ella deriva, ha pasado de factor irrelevante en tiempos de crecimiento a baza decisiva.

La salida de la crisis parece demandar, si no consensos explícitos, sí un amplio espacio de aceptación de las medidas ya adoptadas, así como de las que se vayan a tomar. Más liderazgo. Mayor consenso efectivo (no pactado). Inclusión del sentir social en el núcleo de las decisiones, no sólo con reuniones teatrales y fotos de galería. Todos los países necesitan ahora que sus líderes adquieran un plus de autoridad, del mismo modo que a los capitanes de barco, acierten o yerren, se les concede un plus de mando en cuanto se presenta un temporal. La autodisciplina, la diligencia de la tripulación, de los mandos intermedios, son asimismo una necesidad en momentos como el presente.

¿Ven ustedes algo de todo ello, una sombra, un resquicio, en España?

24-XI-08, Xavier Bru de Sala, lavanguardia