entrevista a Adolfo Sánchez, tartamudo

Adolfo Sánchez, presidente de la Fundación Española de la Tartamudez (TTM). Tengo 60 años. Nací en Toledo y vivo en Barcelona desde los 10 años. Soy industrial. Estoy casado y tengo cuatro hijos, de 33 a 21 años. Soy de centroizquierda. Soy católico. Soy tartamudo, y también lo es mi hijo menor. Lucho por los derechos sociales de los tartamudos.

¿Desde cuándo es usted tartamudo? 

De toda la vida.

¿Se pasa mal?

Miedo. La vida del tartamudo es puro miedo: miedo a la burla, al menosprecio, al ridículo...

¿Se le burlaban en el colegio?

Me agazapaba en la última fila de pupitres para que el profesor no me viese. Si me preguntaba algo, yo respondía "no sé", rápido, para no hablar (aunque sí lo supiese). Y en el patio tenía que pegarme una y otra vez...

Luchó por hacerse respetar.

Triste vida: pelearte o buscar defectos a los compañeros para contraatacarles con algo.

¿Fue aquello lo peor?

Peor fue la adolescencia: ¿sabe lo que es no poder decirle a una chica que la quieres?

Muy frustrante...

¿Sabe lo que es no poder decir lo que quieres decir? ¿Sabe lo que es callar para no descubrirte, sabe lo que es comprar un billete de tren por otro, comer lo que no quieres...?

No entiendo...

Ante una taquilla de la estación, con cola detrás de ti, quieres pedir billete de tren a Pamplona, temes bloquearte con esa palabra, crece tu angustia anticipatoria... y al llegar tu turno pides "Irun". O en el restaurante pides "carne" aunque te apetecía "pescado", parar evitar tartamudear la pe...

No imaginé que fuese tan torturante la vida del tartamudo.

Muchos son víctima de suicidio social: la sociedad les hace sentir tan mal, que acaban encerrándose. Muchos viven solos, sin amistades, sin haberse emparejado jamás, sin casarse... Y desempleados, o con trabajos muy por debajo de sus capacidades.

¿Conoce muchos casos?

Tartamudos con dos, tres ¡y hasta cuatro carreras! trabajan como reponedores de supermercados o mozos de almacén.

¿Tanto penaliza ser tartamudo?

El tartamudo tiene un coeficiente intelectual superior a la media, y aunque su perfil sea el óptimo para un empleo, se le excluye.

¿Por qué tartamudear estigmatiza así?

Se ve la tartamudez como una enfermedad, como anomalía, tara, incapacitación...

¿Y cómo definiría usted la tartamudez?

Es una peculiaridad del habla. ¡Nada más!

Nada más.

Soy tartamudo, soy normal: necesito sólo unos segundos más. ¡Escuchadme! Lo que importa es lo que digo, no el tiempo que tardo en decirlo. Por eso el mayor problema del tartamudo es su interlocutor.

¿No escuchamos?

Nos decís: "Tranquilo", ¡pero el único intranquilo eres tú, no yo! Yo estoy calmado y hablando: sólo necesito que tú me escuches.

¿En qué le dañó más su tartamudez?

Yo soñaba con ser militar... Imposible: hasta el 2005, la tartamudez era causa de exclusión laboral para ser militar, bombero, juez, policía, guardia civil, funcionario del Estado... Zapatero nos escuchó y se ha corregido, pero sí nos vetan en los Mossos d´Esquadra.

¿No intentó todo para curarse?

Hacia los 12 años yo hacía como Demóstenes: hablaba con guijarros en la boca, para ver si vencía mi tartamudez. Es inútil. No hay una cura. Pero a los 17 años sucedió algo que fue lo que más me ha ayudado...

¿Qué?

Un profesor, Francisco, me hizo levantar de mi pupitre, plantarme ante la clase y decir esto: "Soy Adolfo y soy tartamudo, como tú eres flaco, tú eres gordo, tú eres bajo, tú eres alto..., y ya estoy cansado de burlas".

Toma.

Aquel curso fue como un taller de convivencia, de aprendizaje social: entendimos que todos somos singulares. ¡Y aún hoy mantenemos la amistad! Aquel salir del armario social me aligeró. Y ya nunca mi tartamudez me cortó las alas. Con los años, he llegado a dirigir empresas de casi mil personas...

Y ligó, y se casó...

Hay tartamudos que no tienen hijos por pánico a que su hijo lo sea y sufra como ellos.

¿Qué consejo daría a un tartamudo?

El que le diami hijo pequeño cuando empezó a tartamudear: "Acéptate tal como tú eres, con tu tartamudez, que eres mara..."

Maravilloso. ¿Y a los interlocutores?

Que no hagan lo que acaba usted de hacer ahora: completarnos las palabras.

Lo hago con todo el mundo, perdón...

Discúlpeme, es usted un buen conversador: me da todo el tiempo para tartamudear.

¿Y cómo lo lleva hoy su hijo?

Es atípico: extrovertido, simpático, seguro de sí mismo. Por él creé la Fundación TTM, para que ningún niño vuelva a sufrir burlas, para que ningún tartamudo diga que preferiría ser ciego: ¡de los ciegos nadie se mofa!

A ver si la ciencia va dando soluciones.

Con la Teknon hemos creado el Centro de Investigación de la Tartamudez. Y hemos becado a 22 logopedas de España para aprender el método Ligton, que hoy puede reducir la tartamudez hasta un 70%.

¿No lo sufraga la Seguridad Social?

¡Eso reclamamos! Hay en España unos 800.000 tartamudos, 120.000 en Catalunya. ¡Al menos, que se reparta en todas las escuelas nuestra Guía para docentes!

Y que el profesor sepa qué hacer...

Es la base para atajar el sufrimiento. Hace poco, una niña de 12 años, tartamuda, nos escribía ::ir al cole le daba dolor de barriga... Instruimos a los profesores, a los padres..., y el otro día me escribía la niña: "Adolfo, voy al cole y ya no me duele la tripa". Este email... ¡ha sido el mayor premio de mi vida!

El señor Sánchez me aborda en un restaurante, tartamudeando..., y enseguida entiendo que lo suyo merece entrevista. Su fundación ya ayuda a los tartamudos como nunca antes los habían ayudado: "Muchos nos envían e-mails diciendo ´¡Creía que estaba solo!´. Sentirse acompañado es ya un gran alivio" (www.ttm-espana.com), me cuenta. Los tartamudos optan por invisibilizarse por culpa de una sociedad que aún no sabe mirar las diferencias con amor e interés, la mirada de la que se destila el respeto. Aquí he evitado la tontería de transcribir los trompicones del habla del señor Sánchez, claro está: importa lo que dice. Sé que mañana tiene cita con la infanta Elena, que seguro que los ayudará.

26-XI-08, Víctor-M. Amela, lavanguardia