´Adoptados´, Sergi Pāmies

Más madera legislativa para alimentar el fuego de la actualidad: si eres hijo adoptado, tus padres podrían tener la obligación de explicarte tu condición antes de que cumplas doce años. A los que, en su delirio intervencionista, creen que esa ley tiene algún sentido, les convendría leer el extraordinario libro La hija de la amante,de A. M. Homes (Anagrama en castellano y Bromera en catalán), publicado hace unas semanas. Homes es una hija adoptada que, a los 31 años, y en pleno esplendor profesional y personal, es acosada por su reaparecida madre biológica, una chiflada que desestabilizará las vulnerables certezas psicológicas y el precario orden emocional de la protagonista. Una vez más, Homes confirma su talento narrativo, ya demostrado en anteriores y perturbadores libros (Cosas que debes saber, Música para corazones incendiados,Los Angeles,El fin de Alice y Este libro te salvará la vida)o en los envolventes guiones de la serie televisivaLWord.

En La hija de la amante,Homes cuenta, con una precisión que tiene mucho de certificación notarial de sus propios estupores y temblores, de qué modo cambia su vida la aparición de esta desequilibrada madre biológica. Cómo, de repente, todas las dudas sobre su origen, que había logrado reprimir a base de distancia, silencio y disimulo, resucitan, crecen monstruosamente y llegan a modificar su propia concepción de la maternidad. Con la ayuda de la tecnología internáutica, Homes emprende un viaje (sin retorno) hacia sus orígenes, que la lleva no sólo a relacionarse con su madre sino también con un progenitor que resulta ser tan decepcionante como lo son tantos padres consanguíneos. El relato es intenso, duro, y crea en el lector la fascinante necesidad de continuar leyendo, devorando cada frase para acercarse lo más deprisa posible al desenlace. Y esa curiosidad por el destino de la protagonista sólo responde a la capacidad de la autora para narrar, sin patrañas sentimentaloides ni efectismos retóricos, un proceso doloroso que, sin embargo, también proporciona momentos grotescos y divertidos.

Lo inteligente, en este caso, es no hablar de los padres adoptivos, que, en el caso de Homes como en el de tantos otros han ejercido su responsabilidad con gran dedicación y rigor. Cuanto más nos habla de esos padres biológicos defectuosos, más valora el papel de los adoptivos. Cuanto más necesita conocer sus orígenes biológicos (tirando del hilo del ovillo genealógico), más se refuerzan los vínculos no sanguíneos de la adopción. Y la conclusión a la que uno llega es que no existe una edad mejor o peor para descubrir los secretos de tu concepción, y que cada caso, como en esas enfermedades minoritarias y poco estudiadas, anula la posibilidad de un patrón colectivo y pone en evidencia la ventajista y absurda utilidad de según qué leyes.

5-XII-08, Sergi Pàmies, lavanguardia