´Que si Dios, que si no Dios´, Xavier Bru de Sala

Qué tal el siguiente eslogan: "probablemente Dios existe, deja de preocuparte y disfruta de la vida". Les supongo al tanto de los anuncios, supuestamente a favor del ateísmo, puestos por los militantes de tal causa. Vaya por delante mi simpatía, que no adhesión, tanto hacia los ateos como a los agnósticos como a los creyentes que creen en el diálogo más que en el enfrentamiento. Lo único que he hecho es quitarle el "no" al texto de la campaña. ¿Cambiaría mucho la recomendación si en la primera parte dijeran que probablemente existe Dios en vez de lo contrario? Dios podría existir y estar de acuerdo en que dejemos de preocuparnos (por él o Él) y disfrutáramos de la vida. En cualquier caso, la mayor parte de nuestros conciudadanos que declaran creer en un Dios creador y en un más allá no traducen tales convicciones en su quehacer, no experimentan la menor vivencia interior de tipo religioso ni se distinguen por sus actos de los no creyentes. Se limitan, suponiendo que sea una limitación, a vivir la vida sin preocuparse por la divinidad. La diferencia entre esta tipología de creyentes y los que no disponen de tales creencias es que sólo los primeros esperan que la divinidad se preocupe por ellos, preocupación en la que deben incluir una suposición de indulgencia hacia su escasa o nula preocupación por la divinidad.

Comparto la finalidad de reivindicar el ateísmo como una creencia con igualdad de derechos y merecimientos de respetabilidad que las demás (algo que en los países de tradición católica está más asumido que en muchos protestantes). Tal vez por la diferencia de contexto, la pequeña tergiversación del principio tenga menos sentido en su original inglés, o en otras lenguas a las que ha sido traducido, que en castellano y catalán. En inglés parecería algo surrealista, por lo que sería mejor, según el propósito que aquí expongo, variarla un poco más: "aunque Dios existiera, no te preocupes y disfruta de la vida". Pues bien, siendo la primera parte del enunciado poco relevante para el humanismo, la segunda es francamente mejorable. En cualquier caso parece más ambigua aún que la primera (¿a santo de qué, el "probablemente", si la campaña es a favor del ateísmo, que parte de la no existencia de Dios como una certeza?). Lo pertinente, la valiente, lo coherente, no es predicar el disfrute de la vida como consecuencia de la (probable) inexistencia de Dios u otro juez supremo. Esto es hacer la pelota al hedonismo, e incluso abogar, si bien de modo indirecto, por una despreocupación más generalizada, extensible al prójimo, lo cual no responde a la tradición humanista.

Un ateo, es decir, un ateo convencido y no uno probabilista, debería más bien defender el siguiente eslogan: "Dios no existe: la responsabilidad es tuya". Alternativa o complementariamente: "Dios no existe: el sentido de tu vida depende de ti". La primera propuesta tampoco variaría demasiado, a no ser en un debate académico sobre ética y metafísica, si elimináramos el "no" (quedaría así: "Dios existe: la responsabilidad es tuya"). En cambio la segunda sí es claramente atea, o agnóstica, o deísta - un contrario plausible de teísta-.Si existe un Dios, cualquier ser supremo con capacidad o voluntad de intervenir en la creación o sin ella es el encargado de proporcionar sentido a la existencia. A la del universo, a la de nuestra biosfera y a la particular de cada uno, incluidos los ateos y todos los que buscan el sentido por su cuenta o no se preocupan por lo que consideran una nimiedad. Pero de la no existencia o ausencia de intervencionismo y juicio final se deduce una enorme dosis de responsabilidad humanista, no la amoralidad absoluta y disoluta que Dostoyevsky veía como única alternativa a la religión.

El eslogan escogido pretende incrementar la simpatía hacia el ateísmo, al tiempo que acusa a las religiones de impedir el disfrute de la vida (algo cierto en el pasado para la mayoría de ellas y cierto hoy en gran parte del planeta, pero apenas vigente en el mundo occidental, de manera especial en Europa). Sin embargo, y a pesar de todas las críticas, posee las virtudes de la interlocución y la tolerancia. El "probablemente" responde a una voluntad inclusiva, además de reconocer que la inexistencia de Dios sigue siendo indemostrable. En cuanto a la tolerancia como patrimonio exterior al círculo de lo religioso, habría que recordar algo tan elemental como las dos guerras mundiales de la primera mitad del siglo pasado - el periodo más devastador de la humanidad-,cuyo origen o aguijón es del todo laico. Fueron guerras motivadas por el interés y el afán de dominio, no por las creencias religiosas.

Terminemos este pequeño antisermón con el más propio de los colofones. Cuidado con las creencias. Cuidado con las convicciones. Cuidado con las ideas. Cuidado, porque la frontera entre creencias y convicciones es muy tenue, tanto como la que separa convicciones de ideas. De modo que lo más fácil es confundirse al confundirlas y defenderlas todas, mientras sean propias, con un exceso de celo propio del fanatismo.

16-I-09, Xavier Bru de Sala, lavanguardia