´Europa y Guantánamo´, Francesc-Marc Álvaro

A menudo, desde Europa, nos preguntamos por qué los norteamericanos - republicanos y demócratas, antes y ahora-nos miran raro. "No acaban de entender nuestro sistema", despachamos para quedarnos tranquilos. La Europa comunitaria y civilizada que emite directivas cada día, la que tanto denunció los vuelos secretos de la CIA, la que reclama un retorno al multilateralismo, la misma que se ha visto sumida en los peores totalitarismos de la historia y ha necesitado al Tío Sam para salvarse, la que hace gran bandera del pacifismo, esta Europa feliz no está muy dispuesta a ayudar a Barack Obama a desmantelar la prisión de Guantánamo. El español y socialista Javier Solana, alto representante de Política Exterior de la Unión Europea, ha declarado que "el problema de Guantánamo es un problema americano". Asimismo, muy pocos son los estados europeos que consideran la posibilidad de acoger a estos presos. Las cabezas pensantes de Bruselas reciben de este modo al líder mundial.

Queremos que Obama haga su magia deprisa, pero a los europeos nos cuesta arrimar el hombro, preferimos usar el papel de fumar para lo que ustedes ya saben. Nos chifla Obama pero no queremos hacer nada que pueda complicarnos mucho la vida. Es esa actitud infantiloide, presente en partidos de derecha y de izquierda, que emite quejas de oficio por la presencia militar estadounidense en nuestro suelo, pero nunca se atreverá a explicar a los ciudadanos que, si el paraguas militar yanqui se cierra, habría que triplicar los presupuestos dedicados a defensa. Es esa actitud cínica y moralizante a la vez que olvida que, dos veces durante el siglo XX, los jóvenes norteamericanos vinieron a morir a Europa para frenar el peor mal. Es esa actitud irresponsable y miope que, finalmente, tuvo que contar con los bombardeos de la OTAN impulsados por Clinton para poner fin al genocidio planificado por Milosevic.

No nos gusta el limbo penal de Guantánamo pero le decimos a Obama que esa patata caliente se la coma él solito. Anhelamos los milagros. Es normal, en Europa todavía hay mucha gente que cree, erróneamente, que los atentados islamistas de Madrid y Londres sólo fueron una "reacción lógica" contra Aznar y Blair por la invasión de Iraq. Como si la obsesión de Al Qaeda con Al Ándalusfuera lo mismo que la patraña del PP sobre ETA y el 11-M. Una mentira no debería combatirse con otra mentira.

¿Qué pasará cuando Obama nos pida más tropas para Afganistán? Empiezan a surgir las voces que repiten la inutilidad de luchar contra los talibanes, por no mentar a los que -obviando el mandato de la ONU- ponen esta campaña militar al mismo nivel que la de Iraq. Veremos si Zapatero, tan provincianamente ansioso de ser el mejor amigo de Obama, se compromete de verdad o prefiere tocar el pífano de su alianza de civilizaciones.

23-I-09, Francesc-Marc Álvaro, lavanguardia