´Multiculturalism, muslims and citizenship: a europeam approach´, Modood / Triandafyllidou / Zapata-Barrero

DEBATE. Multiculturalismo
Modelo asociativo y modelo comunitario

Ricard Zapata-Barrero, profesor de Teoría Política de la Universitat Pompeu Fabra, coeditor de ´Multiculturalism, muslims and citizenship: a europeam approach´ con T. Modood y A. Triandafyllidou.

Estos últimos años se está produciendo un fenómeno nuevo relacionado con la movilización inmigrante. En el debate social cada vez se hace un uso más frecuente del término comunidad cultural para referirse a lo que siempre se ha designado como asociación de inmigrantes. Este proceso es importante en tanto que la identidad y la pertenencia comunitaria se presentan como criterios de distinción dentro de la red de colectivos inmigrantes.

Una de las diferencias básicas es que en el modelo asociativo el criterio de unión de sus miembros y de distinción respecto de otras asociaciones son los proyectos y las acciones estratégicas, mientras que en el modelo comunitario el criterio de unión es el origen y la procedencia nacional de sus miembros. Incluso en la tendencia de institucionalizar redes de colectivos de inmigrantes en un marco federal se produce con unas mismas pautas culturales de inmigrantes.

El proceso de federalización característico de muchas asociaciones es en realidad un proceso de regionalización cultural, en cuanto que la unión se hace no tanto por proyectos comunes, sino por origen y procedencia (las más características son las federaciones latinoamericanas, como sabemos). Es improbable encontrar que un inmigrante marroquí esté dentro de una asociación latinoamericana. Asociaciones con voluntad de ser intercomunitarias hay muy pocas y, cuando lo intentan, no lo consiguen por la misma dinámica de la red de colectivos.

¿Es esta comunitarización un hecho irreversible? ¿Este nuevo fenómeno forma parte de la dinámica normal de la red de colectivos inmigrantes? ¿Estamos ante una nueva etapa que tener en cuenta? ¿Las administraciones deben asumir este hecho y empezar a introducir dentro de sus criterios de acción este lenguaje comunitario que la misma dinámica social está imponiendo? Seguramente el concepto comunidad cultural es más propio de modelos nacionales como Holanda que de modelos republicanos como los de Francia, pero el hecho de comunitarizar la acción organizada de los inmigrantes es un hecho nuevo en Catalunya (y también en España).

Sin duda este fenómeno tiene un carácter distintivo en Catalunya, quien ya tiene este vocabulario comunitario cultural dentro de su práctica discursiva al establecer sus demandas culturales al Estado español. Esto significa que con la aparición de este nuevo lenguaje, pero ya no en lo referente a las pautas de relación Catalunya-Estado, sino a la vida colectiva de los inmigrantes, las pautas de relaciones Catalunya-comunidades culturales de inmigrantes cada vez demandarán más de una definición clara. Esta consecuencia debe tenerse en cuenta. Seguramente la conceptualización de este vínculo en estos términos identitarios favorecerá también que no solamente Catalunya adquiera como marco de referencia para orientar sus acciones y proyectos futuros su nueva situación de pluralismo comunitario cultural, sino que las propias comunidades culturales de inmigrantes contemplen la importancia de ser coherentes con sus reivindicaciones identitarias y vean con complicidad las demandas culturales que hace la comunidad cultural catalana hacia el Estado, entendiendo la importancia comunitaria que tiene para Catalunya el uso de su lengua y el seguimiento de sus proyectos futuros en la construcción de su sociedad nacional. Por el momento no hay un sentimiento de complicidad entre la comunidad cultural catalana y las otras comunidades culturales procedentes de la inmigración, pero es posible que precisamente estas nuevas pautas de relación, que son por el momento conceptuales, tengan unos efectos prácticos para avanzarnos en los retos del futuro.

lavanguardia, 23-V-06