´Hepimiz Hrant Dink´iz: ´Todos somos Hrant Dink´´, Ricardo Ginés

"Desde esa altura, la ballena se divisaba a una distancia de varias millas, a proa: cada oleaje permitía ver su alta giba centelleante, y su chorro silencioso subía regularmente en el aire. A los crédulos marinos les pareció que era el mismo chorro silencioso que durante tanto tiempo habían visto bajo la luna, en el Atlántico y el Índico." Hermann Melville, Moby Dick

Bajo el cielo plomizo, el 19 de enero de 2007, tuvo lugar un asesinato a plena luz del día en el centro de Estambul. El periodista Hrant Dink, de nacionalidad turca y origen armenio, era abatido a tiros por un adolescente de nombre Ogün Samast.

"Sí, me puedo sentir temeroso como una paloma pero sé que en este país la gente no toca ni molesta a las palomas. Las palomas pueden continuar viviendo en las ciudades, incluso entre las multitudes. Sí, con un poco de miedo pero sintiéndose libres", había dejado impreso Dink aquel día en su periódico bilingüe, en turco y armenio, Agos. Su último artículo.

El abanderado de la causa armenia acababa de abandonar su puesto de trabajo en el diario cuando la muerte le sorprendió por la espalda. Aquel día, un escalofrío sacudió el país.

AA
La impactante imagen del cadáver de Hrant Dink,
tendido en el suelo, con sus zapatos en primer plano
.
La misma noche, apenas cinco horas más tarde de los disparos, convocadas a trompicones, unas cinco mil personas gritaban a pleno pulmón "Todos somos armenios" y "Todos somos Hrant Dink" justo delante de su diario. Muchos de ellos estaban convencidos de la implicacion directa o indirecta de parte del Estado turco en el homicidio.

Al día siguiente, una de las fotografías más repetidas en los medios turcos muestra a Hrant Dink tumbado sobre el suelo, cubierto por una manta blanca. Tan solo parte de su pantalón y sus zapatos están a la vista con ambas suelas desgastadas y agujereadas.

En vez de ser motivo de vergüenza y humillación póstuma, el estado precario de los zapatos de Hrant Dink se convierte en un símbolo de estima porque "un padre está tirado sobre el suelo, sus zapatos perforados con agujeros…para un padre tener agujeros en los zapatos a veces le llena a uno de orgullo, de forma especial cuando se trata de un hombre como éste", como escribe "Saryade" en uno de los numerosos comentarios en internet sobre el acontecimiento, esta vez en una pagina web turca destinada a articulos y opiniones con la condición del anonimato.

"Y esos padres con agujeros en los zapatos intentarán toda su vida abrir los ojos que no ven y las orejas que no escuchan…esos padres no dejarán cuentas de banco como su legado más exquisito sino su dignidad", remata Saryade.
.

agos
El periodista Hrant Dink
.
En el funeral, cuatro días más tarde, llegó el silencio. Una marcha fúnebre de cien mil personas daba su último adiós al periodista sin hacer ruido apenas, como él había querido, pero con pancartas en las manos que reflejaban las mismas frases: "Todos somos armenios", "Todos somos Hrant Dink".

El primer ministro Recep Tayyip Erdogan sale a la palestra mediática y se muestra contundente: "Las manos oscuras que le han matado serán encontradas y castigadas."

Aquí, en Turquía, lo que aconteció el día del asesinato tiene su eco hasta el día de hoy y supuso, en pocas palabras, para la historia de la democracia turca, un punto de inflexión y no retorno.

"El mismo premio, el mismo destino", rezaba por ejemplo la portada del diario Star tres días después acompañado de fotos de dos premiados por el galardón PEN que recompensa la lucha por una mayor libertad de expresión: la periodista rusa Anna Politkovskaya y Hrant Dink.

Entre ambas fotos, dos más pequeñas: las imágenes de sus dos asesinos huyendo captadas por las cámaras de seguridad. Incluso el semanario satírico Penguen se presentó en los kioskos una semana después con la portada enlutada de pleno azabache y un breve mensaje: "Esta semana, la portada está preparada por los fascistas."

¿Los fascistas? Condenado a seis meses por "mancillar el honor turco" en julio de 2005, Hrant Dink fue absuelto por buena conducta.

Su hermano, Orhan Dink, explicó a la prensa después del asesinato que Hrant había empezado a temer por su vida y por la de su familia cuando una persona—o mejor dicho en este caso: un personaje—llamado Veli Kücük apareció en su juicio.

La vida de Hrant Dink se convirtió entonces en juegos de músculos de lo frágil porque Kücük ha estado asociado con todos los desmanes atribuidos al llamado derin devlet o "estado profundo" desde al menos los años noventa.

A su hija, Delal Dink, también le había informado. Según sus declaraciones a Reporteros Sin Fronteras, pesaban "serias" amenazas sobre su vida, que procedían de "responsables de alto nivel". "Las amenazas empezaron a aumentar en 2006, con los juicios. Llegaban a cientos por correo y por teléfono. Pidió protección pero no tuvo respuesta. La última vez que nos vimos me dijo que sospechaba que iba a sufrir un atentado", declaró asimismo uno de los abogados de la familia Dink, Erdal Dogan, a este periodista. (LV, 25.1.07)

En aquel momento, cuando Hrant Dink vio a Veli Kücük, puede que un escalofrío recorriera su cuerpo. No sería para menos.

Veli Kücük, ahora encarcelado, es uno de los miembros más importantes dentro del JITEM (Jandarma Istihbarat ve Terörle Mücadele) (Organización de Inteligencia y Contraterrorismo de la Gendarmería), un cuerpo perteneciente al Alto Mando del ejército turco que no es reconocido oficialmente por éste.

"Desean darme una leccion porque soy armenio", declaro el mismo Hrant Dink en 2006. Y preguntado por el quién deseaba darle una lección, respondió: "el estado profundo en Turquia." Un estado profundo que costó la vida a compañeros de profesión como a Abdi Ipekci (1979) o Ugur Mumcu (1993).

Husmeando en el aire de la mar
"En el Kosovo contemplamos la faz grotesca de nuestra propia historia". Con estas palabras, convertidas al poco en una expresión popularizada, defendió el entonces ministro de Defensa alemán, Rudolf Scharping, la intervención militar del ejército alemán a partir de 1999 en la guerra de Yugoslavia.

En el estado profundo, Turquía contempla la caricatura, su cara desvirtuada, provista de rasgos grotescos, perteneciente a su propia historia.

Lo determinante respecto al derin devlet de las investigaciones, tanto judiciales como las llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad es un denominador común: llega un momento en el que muchos observadores apuntan a que "el crimen no será jamás esclarecido por completo", como reza el teletipo.

Y entre los periodistas reina entonces el "nunca se sabrá del todo".

Pero adentrarse en la naturaleza del derin devlet en Turquia supone acercarse a su la propia identidad turca, intentar entenderla. Ahí radica su importancia. Entender Turquía y a través de ello, el resto.

Porque el 'derin devlet' tiene ramificaciones por el ancho mundo. Cuando el gran periodista de investigación del rotativo Cumhuriyet (República) Ugur Mumcu sigue las pistas del asesino de su compañero Abdi Ipekci, jefe editor del diario Milliyet, de nombre Mehmet Ali Agca (sí, el mismo que atentó contra el Papa en 1981) su viaje le lleva primero a Mallorca pasando por Bulgaria, Italia, Alemania, Estados Unidos y el Vaticano. (Papa Mafya Agca, Ankara, 2000). "Luego, sentado ante la mesa, lo habríamos visto estudiar con extrema concentración las diversas líneas y sombras en que se posaba su mirada y trazar con lápiz lento pero seguro nuevos intinerarios".

Como el capitán Ahab, Ugur Mumcu partía de que es indudable la regularidad con la que la ballena del Derin Devlet retorna a determinadas aguas. En el Atlántico y el Índico.

Y cuando el 15 de noviembre de 1990 el entonces parlamentario de Izquierda Unida, Antonio Romero, pide explicaciones al Gobierno español sobre una organización llamada Gladio mantenida en secreto en la OTAN y que, a su juicio, habria estado dirigida contra comunistas, anarquistas, nacionalistas catalanes y vascos, aparte de mineros asturianos, durante la dictadura franquista y La Transición en España, estaba husmeando en el aire de la mar y percibiendo el olor peculiar que a veces despide el mamífero marino vivo a gran distancia.

El Leviatán y su Reino de la Oscuridad, antes de ser racionalizado y convertido en un clásico de la filosofia de Estado, partía de una leyenda de un monstruo marino capaz de engullirse el mundo, al igual que el animal más grande del planeta de Hermann Melville. Adentrarse en la estructura del derin devlet es partir de cualidades humanas como pueden ser la avaricia, la mentira, el engaño, la soberbia, la hipocresía, el odio, la corrupción o la codicia. En resumidas cuentas, la maldad.

Por eso, cuando el capitán Ahab se enfrenta al coloso níveo Moby Dick es consciente de que ha perdido de antemano porque el mamífero es reflejo de su propio yo, de su condición humana atormentada: "La Ballena Blanca nadaba frente a él como la encarnación monomaníaca de todas esas fuerzas perversas por las cuales algunos hombres profundos se sienten devorados en su interior, hasta que quedan reducidos a vivir con medio corazón y medio pulmón."

Turquía se enfrenta a su propia historia. A su transición. Desde que la organización armada Partido de los Trabajadores del Kurdistán, el PKK, se levantara en armas en 1984, más de 35.000 personas han muerto.

El nacimiento del derin devlet es anterior a esta fecha, pero sobre todo esta guerra civil dejó la esperanza de una mayor democracia reducida a vivir con medio corazón y medio pulmón pero todavía con visos de vigencia.

Anteayer, el jueves 18 de septiembre, se detiene al abogado Levent Temiz, acusado de formar parte de la presunta red golpista Ergenekon, que según el acta de la acusación estaría implicada como organización terrorista en un intento de derrocar al partido en el Gobierno, de raíces islamistas. Y que según un sector de importancia en la oposición significaría un intento de acallarlo.

Con Temiz son detenidos otras 18 personas, cinco de ellos tenientes del ejército, en la séptima ola de detenciones desde que la investigación del caso Ergenekon tuviera su arranque con el hallazgo de 27 granadas en un suburbio estambulí en junio de 2007. Temiz habia amenazado a Hrant Dink en frente del edificio de Agos. Cuando la paloma en la que se había convertido el periodista armenio en los últimos meses de amenazas avistó desde la altura, en cada oleaje, rastros de la Ballena, empezó a sentir temor por su familia y sí mismo.

20-IX-08, Ricardo Ginés, diariodeEstambul/lavanguardia