"La nación de "la Pepa"", Oriol Pi de Cabanyes

Muchos españoles piensan que España es una nación desde hace mil años. O quinientos. Pero bien es verdad que es tan sólo en el XIX, en el momento que empiezan a aflojarse los antiguos mecanismos feudales de dominación, que España estuvo más cerca de constituirse en nación a la manera moderna, como ámbito de participación de la voluntad popular en las sociedades del capitalismo maduro.

En Cádiz, el 1812, unos diputados de representatividad muy discutible hacen una Constitución para una “Nación española” entendida como “la reunión de los españoles de ambos hemisferios”. Pero aquella idea de España como nación participativa de los ciudadanos que se saben propietarios de un Estado compartido no se ha realizado nunca del todo. Antonio Alcalá Galiano ya lo decía en las Cortes de 1835, cuando, un golpe muerto el despótico Ferran VII, empezaba a andar el incipiente constitucionalismo del llamado Estatuto Real: “Uno de los objetos principales que nos debemos proponer nosotros es hacer a la nación española, una nación que no lo es ni lo ha sido hasta ahora”. Porque en vez de hacer Nación, a la francesa, basándola en la soberanía popular, los poderes tradicionales herederos del absolutismo se dedicaron a hacer Estado, y un Estado centralizado, a la manera de los jacobinos (en Cádiz no hubo girondinos)...

En el Cádiz de la Pepa, en 1812, se continúan poniendo de manifiesto las dificultades de una España moderna reiteradamente interferida por las inercias absolutistas.

21-III-12, Oriol Pi de Cabanyes, lavanguardia