la "banca en la sombra", el muy sintomático, y opaco, sistema financiero paralelo

El negocio de los intermediarios de crédito va viento en popa. En menos de una década ha duplicado su tamaño en Europa, donde en el año 2010 movió 46 billones de euros. Tan elevado volumen de negocio, sumado a las críticas por su papel en el estallido de la crisis financiera, explica que la Comisión Europea plantee por primera vez regular sus actividades a nivel comunitario.

Ayer Bruselas dio el primer paso lanzando una consulta pública, que se cerrará el 1 de junio. para recabar opiniones. A finales de año decidirá si cabe proponer alguna regulación, esa palabra que tanto asusta al sector financiero y que allí donde llega ahuyenta el negocio (o a parte de él) a otro lugar más opaco.

“El mero hecho de que exista una banca en la sombra o un sistema paralelo suena preocupante, a desconocido”, reconoció ayer una alta funcionaria europea, aunque en realidad, dijo, “no todo lo que hacen es malo por definición”. Además de ofrecer servicios similares a la banca tradicional, son una fuente de financiación adicional para las empresas, una alternativa para los depósitos y una forma de diversificar riesgos. La propia UE recurrió a uno de sus productos estrella, los ‘vehículos de propósito especial’ (SPV, en sus siglas inglesas), con sede en Luxemburgo, para lanzar el primer rescate de Grecia.

El problema, admitió la fuente, es que las actividades de estos intermediarios plantean riesgos para la estabilidad del sistema (por ejemplo, por su apalancamiento oculto o las inversiones a muy corto plazo) que están fuera del control de los regulares.

Se trata de analizar actividades y entidades en la sombra como los SPV, los fondos del mercado monetario, los fondos cotizados en bolsa, las aseguradoras y reaseguradoras, las titulizaciones, los préstamos de valores y acuerdos de recompra. Bruselas decidirá después si conviene proponer una nueva regulación o si basta con ampliar el alcance de las directivas financieras actuales.

No se descarta exigirles los mismos (y crecientes) requisitos de capital que a las entidades tradicionales. Algunos analistas, como los de Fitch, advierten que algunas actividades de riesgo que gestiona la banca tradicional pueden intentar evadir estas penalizaciones pasándose a la paralela.

Con todo, el peso de la banca en la sombra en el sistema financiero europeo (25%-30%) es inferior a la media mundial, de acuerdo con el Libro Verde de la Comisión Europea. Mientras que en el Reino Unido representa un 13%, en Alemania un 5% y en España un 3% del total, en Estados Unidos supone un 40% del sistema.

Su creciente volumen de actividad inquieta también en Washington. Timothy Geithner, secretario del Tesoro, advertía recientemente que este sector “mueve billones de dólares en deudas a corto plazo que financian actividades de riesgo por definición”. También el G-20 da vueltas al asunto, pero la regulación se resiste a llegar.

20-III-12, B. Navarro, lavanguardia