EUROSTAT, la única solución (externa) a la sistémica ocultación y engaño de la casta política española

España va a ser inspeccionada por especialistas europeos para conocer la situación real de las finanzas públicas y la solvencia de sus bancos. Jamás había ocurrido algo tan duro desde el punto de vista de la soberanía y del orgullo nacional, pero la batalla contra la crisis está poniendo al descubierto déficits ocultos que están arruinando todos los esfuerzos del Ejecutivo por ofrecer una imagen de credibilidad del país ante las instituciones europeas y los mercados financieros.

La Unión Europea enviará esta semana a España un equipo de inspectores de la agencia de estadística (EUROSTAT) para "aclarar sin demora" la cifra exacta del déficit público español correspondiente al ejercicio de 2011. Se trata de verificar la situación real después de que el Ejecutivo que preside Mariano Rajoy no ha tenido más remedio que revisarlo al alza para fijarlo en el 8,9% del PIB.

Simultáneamente, auditores internacionales van a investigar también esta semana la solvencia de los bancos españoles, especialmente el valor de sus activos inmobiliarios, después de la crisis de Bankia y la psicosis que ha afectado al sistema financiero en su conjunto.

Para añadir emoción, el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, anunció ayer una "investigación a fondo de todo tipo de responsabilidades penales que pudieran derivarse de la gestión de las cajas de ahorro".

En apenas 48 horas, el cuadro político español ha pasado del inspirar optimismo a propiciar la depresión. Tras la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, la sensación que se trasladó a la opinión pública fue de un gran pacto de Estado entre partidos y entre comunidades con intereses políticos muy distintos. Todos navegaban en el mismo barco, pero no en las mismas condiciones. El afloramiento de déficits ocultos en tres comunidades autónomas obligó a revisar la cifra de déficit global, del 8,5% al 8,9% pero aún suponiendo esas cuatro décimas recortes por valor de 4.000 millones de euros, lo políticamente más relevante y que afecta más a la credibilidad del Gobierno es que se trata de déficits ocultos de comunidades gobernadas por el mismo partido que gobierna España. Ese dato en la semana en que la prima de riesgo ha superado todos los récords provoca todas las angustias de cara a la apertura de los mercados el lunes.

La comunidad autónoma de Madrid, que preside Esperanza Aguirre, se había presentado como el buque insignia de las políticas de austeridad de los conservadores y se ha sabido ahora que generó el doble de déficit de lo que había declarado. Para más inri, se da la circunstancia que el actual secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, fue consejero de Economía y Hacienda de la comunidad hasta junio pasado, lo que ha disparado las demandas de dimisión por parte de los partidos de la izquierda, que denuncian connivencia e incompetencia.

La evolución de los acontecimientos vendrá marcada por la reacción de los mercados y por el dictamen de los inspectores europeos, que vendrán con la intención de repasar uno por uno los planes de ajuste de cada comunidad autónoma. Lo peor que podría pasar es que los inspectores no ratifiquen las estimaciones de recorte de gastos...

En sólo quince días han fundido Bankia y se han visto obligados a reconocer que la deuda pública madrileña asciende al doble de lo comunicado al Gobierno cuando este emprendió, en marzo, una delicada y difícil negociación con Bruselas sobre el ajuste del 2012. Rechazaron una hipótesis de salvación -deseada por la Moncloa-, porque podía reforzar el poder económico de Catalunya, y han maquillado las cuentas durante meses para poder construir la ficción ideológica de un centro virtuoso y una periferia malgastadora, identitaria y corrompida. Doble golpe bajo a Mariano Rajoy, cuyo Gobierno hay días que parece perdido en medio de la niebla.

Como consecuencia de ello -el hundimiento de Bankia y el afloramiento de una deuda oculta en el peor de los momentos-, toda la banca española será auditada por dos agencias extranjeras que podrían caer en la tentación de valorar al alza los riesgos contraídos; el nuevo presidente francés François Hollande -el hombre que ha de salvarnos de todos los males, dicen- , ya reclama la intervención europea de los bancos españoles, y Bruselas enviará inspectores a Madrid para escrutar el estado real de las cuentas públicas. Directorio Europeo por partida doble. El prestigio del Banco de España, por los suelos, el daño en la imagen de España, cada vez más difícil de reparar, el Ibex 35 en vilo y las posiciones estratégicas de las multinacionales españolas en el mundo, en fase de alto riesgo. Gran Madrid, ¡bravo por la faena!...

En plena euforia inmobiliaria, un hombre con fama de excéntrico formuló la siguiente advertencia: "Es preciso que los ciudadanos de toda España tengan una idea clara de lo que pasa en Madrid. Porque si no hay una reacción en toda España frente a la deriva de la capital, podemos pagarlo muy caro". Pasqual Maragall i Mira tituló el artículo "Madrid se ha ido" (El País, 7-7-03). Le trataron de loco; con especial énfasis bastantes de los suyos.

20-V-12, J. Barbeta/E. Juliana, lavanguardia