"tertulias": las comparaciones son... ilustrativas

FRANCIA

Cada día, poco antes de las seis de la tarde -con posibilidad de repesca pasadas las diez de la noche-, el periodista Yves Calvi abre el mundo a la comprensión de los telespectadores del canal público France 5 en su programa C dans l'air (fonéticamente: está en el aire), una de las emisiones de debate más exitosas de la televisión francesa. Riguroso y analítico, siempre con la pregunta atinada, Calvi desmenuza diariamente desde hace diez años un tema de actualidad ayudado por reportajes precisos y un intercambio de alto nivel entre cuatro especialistas escogidos, interrogados también por los internautas. El viejo adagio según el cual escuchando se aprende cobra en el programa de Calvi todo su sentido.

El pasado 24 de mayo -en una emisión dedicada al pulso entre François Hollande y Angela Merkel-, C dans l'air alcanzó un récord histórico al captar el 13,8% de la audiencia, algo más de 1,6 millones de telespectadores. Una hazaña aparente, dado el contenido sesudo -aunque explicado de forma amena- del programa y la fragmentación del mapa audiovisual, que confirma el interés de los telespectadores por este tipo de oferta informativa. Según un sondeo reciente, los debates en radio y televisión atraen al 58% de los franceses.

El programa de Calvi es sólo una muestra -acaso la más depurada- de un modelo televisivo y radiofónico bastante generalizado en Francia caracterizado por la seriedad y el rigor, en el que la responsabilidad de analizar los temas de actualidad se atribuye a voces autorizadas. Los periodistas -salvo los especializados, generalmente en materia política- dejan habitualmente el espacio a los expertos. El resultado es el opuesto a lo que en francés se conoce como "discusiones de café del Comercio", esto es, conversaciones simples donde sólo se repiten lugares comunes.

No todo es impecable, sin embargo. Algunos medios han ensayado en los últimos tiempos importar el modelo español de tertulia, en el que unos invitados fijos hablan de todo y de cualquier cosa. Un recurso fácil pero de pobres resultados que no acaba de despegar. Otros se han lanzado a jugar la baza del espectáculo, fichando a polemistas profesionales que buscan la provocación -cuya máxima expresión es el periodista Eric Zemmour- u organizando cara a caras entre editorialistas de distinto signo.

Salvo raras excepciones, el nivel lingüístico es asimismo elevado. Galardonado este año con el premio Richelieu por su dominio del francés, Yves Calvi -¡otra vez él!- destaca también en este terreno.

USA

El pundit es lo más parecido que Estados Unidos tiene al tertuliano ibérico. La palabra viene del hindi y en su origen significa sabio. No es que los pundits americanos sean exactamente sabios, pero son quienes opinan sin freno, creen influir en la política del país y aparecen a todas horas en las televisiones por cable.

El discurso del pundit es particular: prefiere hablar del aspecto competitivo de la política -quién sube y baja en los sondeos, quién ha declarado qué- que de la sustancia. El presidente Barack Obama, y no sólo él, suele lamentar el peso que tienen en Washington.

La burbuja del Washington político-mediático, de hecho, no se entiende sin la aportación de los opinadores profesionales, hasta el punto de que hace unos años se acuñó el término punditocracy para designar el riesgo de que la democracia se convierta en una opinocracia o tertuliocracia.

Las televisiones por cable -CNN, Fox News y MSNBC- reflejan esta evolución. Concebidas como cadenas de información continua, ahora son más bien cadenas de opinión continua, con una sucesión de programas en los que el presentador se rodea de polemistas que discuten sobre las noticias del día. Obviamente, a las cadenas les resulta más barato contratar a opinadores que financiar periodismo de calidad.

A diferencia de España, sin embargo, en EE.UU. es poco habitual encontrar tertulianos que hablen de todos los temas, desde el deporte hasta la crisis financiera pasando por la política. Lo propio aquí es la especialización. Temática: algunas cadenas, como CNN, tienen por ejemplo excelentes expertos en cuestiones judiciales.

3-VI-12, LL. Uría/M. Bassets, lavanguardia