el rescate europeo pasa la crisis del sistema bancario a Nuestros Bolsillos

El primer ministro de Suecia, Fredrik Reinfeldt, que no pertenece al euro afirmó ayer que los accionistas españoles deben sufrir pérdidas como consecuencia del rescate. Su colega de Finlandia, Katainen, que sí participa en el euro, insistió en que los bancos en peores condiciones no reciban dinero y se les deje quebrar o se les desgaje y venda troceados...

sin garantías de que se va a romper definitivamente los lazos perversos entre la deuda soberana y la banca mediante la mutualización bancaria europea, –advirtieron algunos de los comensales en el banquete del castillo de Kronborg– un rescate light a España puede resultar arriesgado. Y, ahora que se ha hecho pública la fórmula de rescate, no queda nada claro que vaya a lograr ese fin. En primer lugar porque los créditos europeos al FROB se sumarán a la deuda del Estado español. Segundo porque, en cuanto entran acreedores oficiales en una operación de rescate –en este caso, mediante el Mecanismo de Estabilidad Europeo que será el principal vehículo de apoyo a partir del 1 de julio–, los privados quedan subordinados. Esto genera un riesgo – según explicaron fuentes del IIF– de que si hay un deterioro de la crisis tras, por ejemplo, una salida griega de la zona euro, se acelere la huida de los acreedores privados desde la deuda española. Esto se debe al temor de los inversores privados a quedarse subordinados en caso de una reestructuración (impago) de la deuda española. Puede parecer una posibilidad remota pero en los neuróticos mercados financieros el futuro hipotético se convierte instantáneamente en realidad actual.

En caso de que “el FROB no pudiera devolver el dinero a los fondos europeos (debido a quiebras bancarias), el estado español tendría que pagar”, advierte Peter Tchir de TF Market Advisors en Nueva York. Y si estos fondos europeos son acreedores preferenciales, serían reembolsados antes que los acreedores privados...

El problema de subordinación de acreedores privados siempre ocurre en rescates, según explicó la semana pasada Barry Eichengreen de Berkeley. Por eso, cuando un país se somete a un programa de rescate, lo normal es retirarlo de los mercados durante meses o años, hasta que su deuda sea sostenible. Eso ocurrió con Grecia, Irlanda y Portugal. En el caso español se ha diseñado un curioso rescate light que ni protege a los inversores privados del efecto subordinación (mediante, por ejemplo una garantía del BCE) ni protege a España de los mercados.

Es obvio por qué se opta por esta fórmula original. A diferencia de Irlanda, Portugal o Grecia, “España es muy grande”, dijo Jean Pisani-Ferry del Instituto Bruegel, O sea, se está rescatando a un país que es demasiado grande para rescatar. La diferencia respecto a los demás países intervenidos es que “se considera que España sólo tiene problemas de liquidez y no de solvencia”, dice Pisani-Ferry. Pero en esta crisis muchos economistas creen que una crisis de liquidez puede transformarse en crisis de solvencia. De ahí la importancia de que, en los próximos meses, se den claras señales de que el rescate light a España forma parte de una evolución general hacia una unión bancaria en la que los estados soberanos ya no tendrán responsabilidad de rescatar a sus propios bancos. Para algunos en Copenhague es un asunto urgente. Esto debería ocurrir “en cuestión de meses” , advirtió Jean Lemierre, asesor la dirección BNP Paribas.

Una unión bancaria con una garantía de depósitos de los bancos más importantes, supondría el inicio de la unión fiscal que salvaría el euro.

12-VI-12, A. Robinson, lavanguardia