un precio demasiado caro por "salvar los bancos"

A mí, personalmente, me ha parecido sencillamente execrable que se recorten un 30% las subvenciones para la inserción laboral de grupos con discapacitados. Estamos hablando del colectivo más frágil e indefenso. Es un golpe muy duro para los 55.000 discapacidades que trabajan en centros especiales de trabajo (CET), muchos de los cuales, si la cosa se acaba así, perderán el trabajo. De momento, según el Gobierno español, la crisis ha expulsado del mercado laboral entre un 35% y un 40% de los discapacitados que trabajaban. Hay un agravante: que su capacidad de acceso a un puesto de trabajo es tres veces inferior al resto. En Cataluña, Dincat y Ammfeina, dos de las principales asociaciones que agrupan un centenar de empresas dedicadas a la inserción laboral de personas con discapacitadad, creen que uno de cada tres discapacitados mentales perderá el trabajo antes de seis meses (2.500 de 7.500), si se mantiene el recorte previsto. Resulta enervante pensar que la cifra que se necesita para políticas de ocupación para discapacitados sea de 332 millones y que se presupuesten 210 millones, ante la monstruosidad de Bankia. ¿Dónde estamos?...

También se ve frágil desde los CET, que tienen un peso muy importante. “En Cataluña, los 215 centros que hay ocupan 12.000 personas de las 55.000 de España”, dice Martínez Foix. En Cataluña los fondos necesarios para subvencionar el mantenimiento (algo menos del 50% del salario mínimo y otros) son 81,5 millones, de los cuales sólo se han presupuestado 42,2 millones. Pero lo que ha llenado el vaso y fue “el objeto de la concentración del 20-M en el Arco de Triunfo es el recorte del 52% de los fondos transferidos en Cataluña para inserción laboral de colectivos con dificultades especiales de acceso y permanencia al trabajo. De los 62,8 millones que se recibieron el 2011 se pasa a 30,4 en el presupuesto y ‘eso sí que no’, es imperdonable”, añade Martínez Foix.

Y más frágiles, si es posible, son los discapacitados con dificultades especiales (la mayoría síndrome de Down), que necesitan un acompañamiento progresivo en su integración laboral. Glòria Canals, directora del Proyecto Aura –que ha sido el primer programa de trabajo con apoyo en España– asegura que para ellos el asunto es peor, “porque el recorte para nosotros es del 100%, puesto que ni siquiera no está incluido en el presupuesto”. De hecho, siempre han recibido sumas residuales, para una tarea tan loable como dura. Y recuerda que “el trabajo con acompañamiento, como metodología específica para personas con dificultades especiales, funciona. Y estas personas pueden conseguir mantener un trabajo si –y sólo si– tienen este apoyo”.

Se puede esperar que en el trayecto que falta de los presupuestos generales – por el Senado– se corrijan algunas de estas incoherencias que la ciudadanía no puede entender, sobre todo si las contrapone a la enorme generosidad pública que se ha mostrado ante la desmesura del mundo financiero.

3-VII-12, J. Goula, lavanguardia