Putin etiqueta de "agentes extranjeros" a las ONGs críticas con su régimen

La oposición y los movimientos críticos con el Kremlin se sienten más presionados desde que Vladímir Putin volvió a asumir la presidencia de Rusia en mayo pasado. La Duma (Parlamento) aprobó ayer en primera lectura una controvertida ley que obliga a las oenegés financiadas desde el exterior e implicadas en actividades políticas a colocarse la etiqueta de “agentes extranjeros”. Los activistas rusos ven en esta norma un intento de desacreditarlos, ya que el término en Rusia es sinónimo de espía.

Para los activistas de derechos humanos y otras organizaciones, es el complemento de la ley sobre manifestaciones aprobada en junio, y que aumentó significativamente las multas por transgredir el orden en mítines políticos.

La expresión “agente extranjero” deberá incluirse en las publicaciones y páginas web de las oenegés. Además, cada semestre deberán publicar un informe de sus actividades y someterse a una auditoría financiera. No hacerlo podría implicar multas de hasta 300.000 rublos (7.400 euros) o cárcel de hasta cuatro años.

“La ley no influirá en la actividad de los grupos que se dedican a proyectos humanitarios”, señaló Alexánder Sidiakin, diputado del partido oficialista Rusia Unida y uno de los autores de la ley. “La actividad política, como la observación de elecciones o la organización de actos políticos es otra cuestión. Los ciudadanos rusos tienen derecho a conocerlo”. Y añadió: “Hay toda una red de oenegés cuya financiación es sospechosa desde el punto de vista del donante”.

Pero los interesados argumentan que la ley tiene una manga demasiado ancha y que el poder podría utilizarla contra cualquiera.

El activista Lev Ponomariov, de la organización Por los Derechos Humanos, ha dicho que esta ley es un ataque al movimiento de las libertades civiles. También es crítica la oenegé más antigua de Rusia, el Grupo Helsinki Moscú. “Si tenemos que renunciar a la ayuda extranjera, lo haremos y viviremos pobremente. Pero no nos registraremos como agentes extranjeros”, dijo en una rueda de prensa el jueves su presidenta, Liudmila Alekséieva.

Para Svetlana Gánnushkina, del grupo Memorial –uno de los más activos en denunciar la violación de los derechos humanos–, el objetivo es “humillar a las organizaciones sociales y hacer creer a la gente que estamos implicados en algún tipo de trabajo secreto. Pero es mentira”. Otra discutida ley obligó en el 2006 a las oenegés rusas a divulgar todas sus fuentes de financiación y a elaborar informes cada semestre.

A los legisladores rusos les preocupa mucho el trabajo de la oenegé Golos, la mayor organización dedicada a la observación electoral. Según Alexánder Sidiakin, el autor de la ley, Golos es un ejemplo del intento de EE.UU. de “influir en la política rusa”. Golos provocó el enfado de las autoridades en diciembre, cuando documentó miles de casos de fraude electoral en las elecciones legislativas que redujo la mayoría de Rusia Unida, el partido de Vladímir Putin, en la Duma.

Andréi Bruzin, uno de los expertos de Golos, calificó la nueva ley de “caza de brujas”. Esta podría aprobarse definitivamente este mes de julio y aplicarse ya el próximo otoño.

7-VII-12, G. Aragonés, lavanguardia