"Priorizar el eje mediterráneo", Carlos Losada

Asistimos a muchos debates sobre el criterio para priorizar las inversiones con los poquísimos recursos que nos quedan. Siempre es importante asignar adecuadamente los recursos escasos (que siempre lo son, incluso en épocas de aparente bonanza), pero nunca como ahora ha sido tan importante adivinar dónde invertimos los limitados recursos disponibles. A la vez, no vamos sobrados de oportunidades económicas que nos permitan tener sectores que hagan de motor de la economía. Nos hace falta, pues, ligar la limitadísima capacidad inversora con las pocas oportunidades y no equivocarnos al decidir. No nos quedan muchas posibilidades.

La costa mediterránea y especialmente Barcelona (pero también Tarragona, Valencia y Algeciras) tiene una buena infraestructura portuaria y aeroportuaria. Les falta poco para sacar todo el fruto y estímulo que pueden dar al conjunto de la economía española. Tan sólo hace falta el vínculo de estas infraestructuras con la red de corredores europeos. La decisión de la Unión Europea, el pasado mes de octubre, de priorizar el corredor del Mediterráneo multiplica por mucho la valía de las mencionadas infraestructuras y genera un montón de oportunidades de inversión, de negocio y de creación de nuevos puestos de trabajo: es una fuente de esperanza de buenas noticias económicas.

Eso es especialmente verdad ya que el contexto de globalización favorece mucho el tráfico de mercancías por la costa Mediterránea: desde finales del último siglo, el centro de gravedad de los flujos comerciales se desplazó desde la cuenca atlántica al Oriente. Este hecho, que transforma de manera estructural y sustancialmente el movimiento de mercancías por mar, revierte en un aumento considerable del tráfico hacia Europa desde Asia, que tiene como vía de entrada el canal de Suez: unos 19 millones de TEUS (digamos contenedores) en contraposición del comercio atlántico que sólo alcanza entorno los 6 millones de TEUS. Es decir, la entrada de la mayoría del comercio de mercancías en Europa sería lógico que tuviese lugar en el sur del Mediterráneo y no en Rotterdam o Hamburgo, como pasa ahora.

Pero alguien se puede preguntar: ¿tendremos una fuerte competencia por parte de Italia, Francia o Grecia? Un análisis comparativo con otros puertos del norte del Mediterráneo colocan a Barcelona -y también, aunque en menor medida, a Tarragona, Valencia y Algeciras-en una posición de potencial liderazgo en esta área geográfica y con ventajas competitivas bastante estables. Se trata de su ubicación, su hinterland económico (especialmente en el caso de Barcelona), las infraestructuras, las inversiones ya realizadas (públicas y privadas, entre las que hay que destacar la llevada a cabo por uno de los operadores logísticos mayores del mundo, Hutchinson), el knowhow ya hoy existente, además de las conexiones futuras previstas ya mencionadas.

Hay que añadir que la actividad logística crece porcentualmente más que el producto interior bruto. Si este último crece un 2%, el sector logístico lo hace por encima de esta misma cifra. Por eso, las posibilidades de crear nuevos puestos de trabajo son también evidentes.

Además, es un sector que incorpora, cada vez más, tecnología e innovación. Los sistemas de gestión portuaria, control de tráfico, seguridad, movimiento de mercancías y manipulación son procesos con grandes cambios tecnológicos y susceptibles de atraer y de generar nueva actividad empresarial.

Pero más allá de las ventajas directas que nos puede dar el sector logístico, son muchos los sectores económicos que se verían beneficiados. La logística es básica para la competitividad de las empresas globales (la logística significa ya un elevado porcentaje de sus costes), para la atracción de nuevas inversiones y para la retención de actividades empresariales existentes.

Todas estas razones nos obligan a ser racionales y a priorizar el corredor del Mediterráneo y, en el caso de Barcelona, el enlace potente, tanto vial como ferroviario, de la zona portuaria y aeroportuaria, por el bien de todos. Más nos vale que sea así. Es una gran oportunidad y tenemos que saber aprovecharla... todos.

16-IX-12, Carlos Losada, profesar de ESADE, lavanguardia