todos los ’recortes’ de Dinero Público equivalen a lo regalado a los bancos (privados)

El mismo día que el Instituto Nacional de Estadística anunciaba que las familias españolas situaban la tasa de ahorro en mínimos históricos, el Banco de España prohibía que las entidades financieras remuneraran los depósitos a un año por encima del 1,75%, una pésima noticia para los ahorradores. Se trata de una penalización muy severa, superior incluso a la que impulsó antes el Gobierno Zapatero, que acabó retirándola. Hasta hace unos días los bancos intentaban captar depósitos ofreciendo rentabilidades situadas alrededor del 4%, pero después las directrices verbales comunicadas por el organismo que dirige Luis María Linde las han recortado en más de dos puntos.

A pesar de que Hacienda se queda el 21% de los intereses de las cuentas, la rentabilidad servía a pequeños ahorradores, entre los que figuraban muchos jubilados que mejoraban su escasa pensión, para llegar a fin de mes. Pero, sin querer hacer un ejercicio de demagogia, el Gobierno en esta hora de la historia está más pendiente de las cifras macroeconómicas del Estado que de la microeconomía contable de los ciudadanos con apuros.

Compruebo en la prensa económica un alto grado de comprensión hacia la medida, a la que los especialistas califican de verdadero armisticio ante la guerra de depósitos. Aseguran que el Banco de España pretende tres cosas con la decisión: evitar que una lucha para la captación de pasivos neutralice en las cuentas de resultados los ajustes de la banca, impedir que la competencia deje fuera de juego a la entidades más débiles que tienen prohibido por la UE buscar recursos fuera del mercado minorista y frenar que la remuneración del ahorro restrinja todavía más la concesión del crédito. Leído así no sólo resulta lógico, sino que parece entrañable.

Contrasta tanta preocupación por los bancos con la escasa atención a los ciudadanos que ven cómo el paro y los impuestos hunden el ahorro de las familias españolas a su nivel más bajo en los últimos doce años. Los hogares sólo pueden reservar el 8,8% de sus recursos, la mitad que a finales del 2009. ¿Cuáles son las razones? La disminución de los salarios y la caída de las rentas percibidas (se incluye en este capítulo desde los intereses bancarios a los dividendos de la Bolsa) y el aumento de los impuestos (especialmente el IRPF y el patrimonio).

El Gobierno Rajoy necesita la credibilidad de la Unión Europa y para ello es imprescindible recuperar la salud de la banca. Todo lo que ha recortado el Gobierno central y los autonómicos equivale al montante que se ha tenido que inyectar a los bancos. El fin de la guerra de los depósitos puede dejar una larga lista de bajas en los ahorradores, que tienen el alto interés como la última tirita para detener la hemorragia. Uno ya sólo espera que el día que acabe la crisis los banqueros salgan a la puerta a darnos las gracias.

13-I-13, M. Carol, lavanguardia