el nacionalortodoxismo de Putin agrava la persecución de la homosexualidad

Los diputados de la Duma han entrado de un tiempo a esta parte en una intrincada espiral de patriotismo y moralidad que les lleva a prohibir todo lo que no les gusta. Hace un mes prohibieron adoptar niños a los ciudadanos americanos. Ayer le tocó el turno a la promoción de la homosexualidad entre los menores. Espera una ley para que los periodistas con pasaporte extranjero no cobren más que los rusos, y otra para que los medios de comunicación no publiquen palabrotas.

Al lado del edificio de la Duma, un grupo de activistas cristianos ortodoxos atacó con huevos a las varias decenas de activistas pro derechos de gais y lesbianas que se habían reunido para protestar por la nueva ley. La policía detuvo a unas 20 personas mientras se aprobaba la ley por casi unanimidad. Con 388 votos a favor, uno en contra y una abstención, la Cámara Baja del Parlamento ruso prohibió en primera lectura la celebración de eventos públicos, así como la distribución de información sobre lesbianas, gais, bisexuales y transexuales entre los menores de edad.

Para que la ley entre en vigor se necesitan otras dos votaciones y la posterior firma del presidente de Rusia, Vladímir Putin. El texto introduce multas de 124 euros para individuos y de 12.500 para instituciones y empresas.

La letra de la ley dice que se intenta proteger a los menores, porque no pueden analizar la información de una forma crítica. Los detractores argumentan que la ley es innecesaria. Mijaíl Fedótov, que preside el Consejo de Derechos Humanos adjunto al presidente, ha recordado que “la homosexualidad no es un crimen”.

La homosexualidad fue despenalizada en Rusia en 1993, tras la disolución de la Unión Soviética. Los activistas de los derechos de los gais creen que se está dando un paso atrás. Esta nueva ley, apoyada fervorosamente por la Iglesia ortodoxa rusa, forma parte del manto de tradicionalismo con el que se está arropando el poder en Rusia y que vivió un momento álgido el año pasado, cuando el caso de las rockeras feministas Pussy Riot se convirtió en el principal tema de actualidad.

El proyecto de ley es una iniciativa impulsada por el Parlamento de Novosibirsk. Otras regiones ya han introducido leyes contra “la propaganda de la homosexualidad entre menores”. Comenzó Riazán, que lo hizo en el 2006. En el 2011 se añadieron Arjánguelsk, Kostromá y San Petersburgo.

Importantes figuras públicas y la Iglesia ortodoxa rusa han apoyado la nueva norma. La homofobia es un sentimiento muy extendido en la sociedad rusa, una de las más hostiles con las minorías sexuales. Según varias encuestas realizadas el año pasado por el Centro Levada, casi dos tercios de los rusos consideran que la homosexualidad es “moralmente inaceptable” y que “hay que condenarla”. Casi la mitad se muestra en contra de las manifestaciones gais o del matrimonio entre personas del mismo sexo.

26-I-13, G. Aragonés, lavanguardia