España cañí -94: caminos a ninguna parte en caso de emergencia nuclear

 

Riba-roja d’Ebre iba-roja d’Ebre (Ribera d’Ebre) inauguró un ya lejano sábado de agosto de 1997 el puente que tenía que unir las dos orillas del río y acabar con el aislamiento del municipio, ubicado en cuanto a carreteras se refiere en un callejón sin salida. El estreno de una infraestructura reivindicada históricamente estuvo empañada, quince años atrás, por la falta de un proyecto, un presupuesto y un calendario para la carretera de conexión con Lleida y Aragón, que debía de dar utilidad al puente, que moría en un camino rural, a la espera de la nueva vía, en el margen izquierdo del Ebro. Apenas nada ha cambiado en todo este tiempo. El proyecto, incluido como vía de evacuación del plan de emergencia nuclear de Tarragona (Penta), solo tiene sentido para los agricultores que van a sus fincas, a la otra orilla, y para quienes caminan o hacen deporte entre las dos riberas. Antes del puente un paso de barca hacía posible la comunicación. VICENÇ LLURBA El puente de Riba-roja, de 350 metros de longitud sobre el río Ebro. se inauguró en 1997, con una inversión de 800 millones de pesetas

“Es una de las vergüenzas del país”, dice Antonio Suárez (CiU), alcalde de Riba-roja d’Ebre, sin querer entrar a valorar las circunstancias y vicisitudes que han condenado el puente a la infrautilización y el olvido. “La Generalitat se ha comprometido a finalizar el estudio informativo de la nueva carretera antes del final del actual mandato municipal”, destaca Suárez. El Govern prevé que el estudio informativo estará acabado a finales del 2013, según confirman fuentes del Departament de Territori i Sostenibilitat. Se abrirá entonces el periodo para presentar alegaciones y, una vez aprobado el estudio informativo definitivo, quedarán pendientes la redacción del proyecto y la licitación de las obras.

Encontrar la forma de financiar la nueva carretera, en la situación de crisis y casi parálisis de la obra pública, se convertirá entonces en un nuevo gran escollo para hacer realidad el proyecto, según admiten las mismas fuentes del Departament de Territori i Sostenibilitat. A pesar de que han pasado quince años desde que se abrió al tráfico el puente, el proyecto de carretera sigue en una fase muy embrionaria, por lo que el Govern no se aventura a marcar ningún calendario. En cualquier caso se trata de un proyecto a medio o largo plazo.

Conectar el puente de Riba-roja d’Ebre con una vía de salida no es ninguna cuestión menor. “Supondrá la conexión directa con la autopista AP-2 y la A-2, hacia Barcelona”, destaca el alcalde. “Y resolverá el problema de la evacuación en caso de una emergencia nuclear. Ahora estamos en un callejón sin salida”, añade. La largamente esperada conexión abriría también nuevas perspectivas económicas para la zona, pues supondría para la comarca de la Ribera d’Ebre una alternativa a la C-12, en dirección a Lleida.

El puente, de 350 metros de longitud sobre el río Ebro, costó 800 millones de pesetas, presupuesto financiado por el Ministerio de Fomento, aunque la ejecución de las obras corrió a cargo de la Diputación de Tarragona. Poco antes de su inauguración oficial, el entonces alcalde de Riba-roja, Josep Cid, reclamó a las administraciones competentes que no se olvidasen de la nueva carretera, pidió agilidad en la ejecución de las obras y recordó que del proyecto dependía una mejora clave de la comunicación entre Catalunya y Aragón. Su reivindicación sigue vigente.

El Diari Oficial de la Generalitat (DOGC) expuso a información pública en el 2009 los estudios de una nueva carretera que uniese Riba-roja y Mequinenza (Baix Inca), en Aragón, pasando por Almatret (Segrià), con una inversión de 54,2 millones de euros. Aquel estudio planteó varias alternativas para el trazado de la vía, con una longitud total de 30,7 kilómetros, en función de la opción elegida. Se plantearon entonces hasta ocho alternativas para el trazado, lo que generó serias discrepancias entre los tres municipios afectados (Riba-roja, La Granja d’Escarp y Almatret), hasta llegar a Mequinenza. Las dificultades para alcanzar el consenso explican, al menos en parte, por qué han pasado tres años desde la publicación de los estudios informativos sin que aún hayan finalizado. Los tres ayuntamientos consensuaron ya un trazado para la nueva carretera, con dos carriles de circulación.

3-II-13, E. Giralt, lavanguardia