San Valentín, peligroso agente subversivo

Los extremistas de India y Pakistán se detestan mutuamente y discrepan en casi todo, pero coinciden en su odio al día de San Valentín. Bajo pretexto de evitar la funesta penetración cultural extranjera, organizaciones religiosas de ambos lados de la frontera se dispusieron, un año más, a amargarle el día a cualquier pareja cogida de la mano.

Hasta hace apenas dos años, grupos religiosos hindúes como VHP y Bajrang Dal, emparentados con el principal partido de la oposición (BJP), se oponían ruidosamente a emular el día de los enamorados alegando que era “una obscenidad”. Los parques de ciudades como Bangalore o Mangalore eran recorridos por jaurías de cachorros integristas dispuestos a “obligar a casarse” a cualquier joven pareja sorprendida in fraganti, o por lo menos a avergonzarlos e insultarlos, cuando no agredirlos. La misma conducta propia de energúmenos se repetía tradicionalmente en Bombay a manos de las huestes del Shiv Sena. El año pasado, sin embargo, estas fuerzas del hinduismo fundamentalista se tomaron un descanso. “Sólo sirve para darnos mala fama”, confesaba un político de este color, harto de que les llamaran talibanes hindúes.

Sin embargo, la odiosa costumbre de intercambiar tarjetas en serie supuestamente románticas, con corazoncitos rojos –acompañadas de flores y bombones– se ha expandido ya hasta Pakistán. Cientos de hombres del partido islamista Jamaat-e-Islami propusieron “sustituir el día de los enamorados por el día de la decencia”. La rama estudiantil se desgañitaba el martes frente al centro de prensa de Peshawar y prometía actuar si las autoridades no lo hacían. Parece un exceso de celo, teniendo en cuenta que en Peshawar la mayoría de las mujeres apenas salen de casa y muchas de las valientes que lo hacen no salen sin burka. Poco antes, sus primos talibanes habían sembrado los bazares de cuartillas amenazantes contra aquel que venda vídeos pornográficos y réplicas caseras del Viagra. Otro grupo, en Karachi, pagó los siguientes carteles: “Di no al Valentine’s Day”. Pero la clase media no los escucha y los floristas de Islamabad facturan ocho veces más que en un día corriente.

Cuando parecía que las fuerzas de la reacción volvían a estar donde se las supone, allí donde florecen las barbas, empezó en India el goteo de sucesos inquietantes. Varias parejas han sido agredidas en un restaurante de Muzzafarnagar por parte del Shiv Sena. Cabe recordar que en India y Pakistán la regla sigue siendo el matrimonio concertado por los padres. Sólo cuando no es así se habla de “boda por amor”.

En Punyab el mismo partido ha hecho un llamamiento a los progenitores: “Ojo con vuestras hijas, que hay muchas violaciones”. Y otro, a hoteles y restaurantes: “Nosotros no tenemos nada contra nadie, pero en caso de vulgaridad la responsabilidad por cualquier pérdida o daño será de los propietarios”. Y en Jammu, el movimiento hindú Shri Ram Sena protestó contra la “vulgaridad” de San Valentín quemando tarjetas amorosas y haciendo un llamamiento “al verdadero amor hacia padres, hermanos, parientes y maestros”.

15-II-13, J.J. Baños, lavanguardia