el Estado chipriota confisca dinero a los ciudadanos para salvar con Dinero Público la banca privada

> saqueo confiscatorio (y más impuestos) a los ciudadanos depositarios en los bancos de Chipre <

La zona euro rompió ayer un delicado tabú al obligar a Chipre a confiscar hasta un 10% de los ahorros depositados en las cuentas bancarias del país para contribuir a su propio rescate.

Es la primera vez en la breve pero azarosa historia del euro que un Estado evita la quiebra echando mano de los ahorros de los ciudadanos, en teoría garantizados por ley hasta los 100.000 euros. Fue la única manera de que el Eurogrupo, la pasada madrugada, accediera a rescatar el país con un préstamo de 10.000 millones de euros.

Los chipriotas se despertaron ayer con la noticia de que quienes tengan más de 100.000 euros en una cuenta bancaria en el país se les extraerá un 9,99% de la cantidad depositada. Los ahorros por debajo de esa cantidad tampoco se libran y sufrirán una pérdida del 6,75%. La argucia legal ideada por la zona euro para confiscar estas cantidades a los ahorradores sin –aseguran– violar la garantía de depósitos del 100% de los ahorros por debajo de 100.000 euros ha sido gravarlos con una “tasa excepcional”.

Para evitar una fuga de depósitos el Gobierno activó ayer un corralito parcial para congelar la cantidad que cada cuenta bancaria verá descontada el próximo martes, cuando abran los bancos. El lunes es festivo en la isla y las transacciones electrónicas han sido suspendidas durante el fin de semana, antes incluso de que el Parlamento apruebe la medida.

¿Por qué se ha hecho ahora en Chipre y no antes en Grecia, Irlanda, Portugal o España, los otros países que han recibido asistencia financiera en la zona euro? La “situación especial” en que se encuentra la isla fue el eufemismo utilizado por Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, para explicarlo. En resumen, tener un sector financiero más de cinco veces superior al PIB del país y que gran parte de esos depósitos bancarios tengan origen dudoso y apellidos rusos.

Fue a raíz de los problemas financieros de la isla, tocada a su vez por la crisis de Grecia, cuando la zona euro abrió los ojos a la laxa política del país sobre blanqueo de capitales, una circunstancia que explica el abundante flujo de capitales llegado de Rusia en los últimos años y el rechazo de Alemania en particular a movilizar dinero europeo para rescatar, entre otros, a oligarcas rusos.

La alternativa para hacer pagar a los inversores extranjeros los pecados de los bancos chipriotas ha sido no distinguir y pasar parte de la factura a los ahorradores convencionales chipriotas con una tasa que, les dicen a modo de consuelo, es una solución coyuntural y única...

Se calcula que la tasa sobre los depósitos, junto con una nueva retención fiscal sobre los intereses bancarios hasta ahora inexistente, permitirá a Chipre recaudar unos 5.800 millones. Sumados a los 10.000 millones que la zona euro se ha comprometido a prestar a Nicosia y a lo que se espera que le preste Moscú, se espera llegar a la cifra de 17.500 millones que se calcula que la isla necesita para rescatar a sus bancos (unos 10.000 millones) y al Estado (unos 7.000 millones).

Esa cantidad equivale al 100% del PIB de la isla y según el Eurogrupo habría puesto al país en una posición insostenible para devolver sus deudas, de ahí la necesidad de recurrir a los depósitos para rebajar la factura del rescate y repartir la carga entre chipriotas e inversores no residentes.

Chipre pagará caro su ambición de convertirse en un centro financiero. Además de imponer nuevas tasas bancarias e imponer pérdidas a los bonistas júnior de sus bancos, deberá subir del 10 al 12,5% su impuesto de sociedades, reducir sensiblemente el tamaño de su sector financiero y seguir las recomendaciones de la troika para reformar su economía y reducir el déficit.

17-III-13, B. Navarro, lavanguardia

¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿Qué harán los depositantes de otros países del sur de Europa al ver lo que les ha ocurrido a los desprevenidos ciudadanos chipriotas?...

Pero el caso chipriota, similar al irlandés o al español en lo referente a la perversa dinámica de acabar hundiendo las cuentas públicas bajo el insoportable peso de la deuda bancaria, tiene una característica especial que la diferencia de cualquiera de los rescates precedentes.

El sistema financiero chipriota ha actuado como un auténtico paraíso fiscal para los dineros opacos de los acaudalados oligarcas rusos. Y tras ellos, la alargada sombra del Kremlin gobernado por Vladimir Putin. El acceso al Mediterráneo, viejo sueño zarista, continuado por la Rusia soviética, sigue palpitando en la diplomacia rusa en la actualidad. La crisis financiera de la banca chipriota amenazó con centrifugar la isla hacia la órbita de Moscú. Una amenaza con la que amagó el anterior gobierno, caso de no obtener el rescate reclamado.

La eurozona, Berlín y Bruselas, estaba obligada a evitar una crisis sistémica, debía acudir al rescate; por seguridad financiera, pero también para evitar la intromisión del poder venido del frío en su cocina, una isla en disputa entre Grecia y Turquía, un socio y un aspirante a serlo.

Pero tampoco podía dar la impresión de que el dinero de los contribuyentes europeos corre riesgos para asegurar los depósitos de los nómadas del dinero negro. De ahí el eufemismo del impuesto sobre los depósitos anunciado ayer.

El problema es que los avispados evasores han volado en gran parte hace días del paraíso chipriota, mientras que quienes no han tenido más remedio que quedarse han sido los afligidos nativos, víctimas indefensas de las geofinanzas. Pagan con una parte de sus depósitos y pagarán en el futuro con sus impuestos la nueva deuda que ha contraído su Estado. Un nuevo argumento contra la moneda única.

¿Cómo reaccionarán ahora los ciudadanos del sur de la eurozona y los mercados? Sin duda vienen días de inquietud por las implicaciones del mordisco sobre los depósitos bancarios. Un nuevo recordatorio a los impositores de la importancia de la seguridad que a buen seguro penalizará a los sistemas financieros de los países en entredicho. Se supone que los líderes de la eurozona tendrán un plan de emergencia para evitar que la inquietud derive en caos.

17-III-13, M. Pérez, lavanguardia