800.000 toneladas de lodos tóxicos y radioactivos en el Ebro que no limpia quien los depositó

Nunca antes en el mundo se había intentado limpiar en un río la acumulación a gran escala y en una misma zona de contaminación por metales pesados como el mercurio, y compuestos organoclorados como el DDT, un pesticida, además de elementos radiactivos con pequeñas trazas de uranio, vertidos todos por Ercros en el río durante décadas. Por esta razón el macroproyecto de descontaminación puesto en marcha diez días atrás en el río Ebro, en Flix (Ribera d’Ebre), junto al pantano, ha despertado enorme interés en la comunidad científica internacional. Los mayores expertos en la materia de Estados Unidos, de su Agencia de Protección Ambiental; la EPA; China; Francia; Inglaterra, y Holanda participan en el proyecto. 

Los mismos expertos están a la expectativa para comprobar la viabilidad del plan de descontaminación ideado, especialmente durante el tratamiento de los 800.000 metros cúbicos de lodos tóxicos y radiactivos. Ante una situación de triple contaminación sin precedentes, los técnicos de la empresa estatal Acuamed, adjudicataria de las obras de limpieza, se han visto obligados a innovar, a crear un sistema que no se había probado a nivel industrial.

“Tenemos los ojos del mundo científico mirándonos. En el laboratorio se ha probado y sabemos que funciona, que se pueden separar en los fangos contaminados los metales pesados de los organoclorados”, destaca Gracia Ballesteros, subdirectora de proyectos de Acuamed. Lo que se debe evitar a toda costa es que durante la descontaminación se volatilicen los metales pesados tratados de los lodos, sometidos a elevadas temperaturas en unos hornos especiales de la planta de tratamiento para ser así descontaminados por un proceso conocido como la desorción térmica.

Si se evaporase el mercurio, se producirían emisiones de un gas muy tóxico en la planta de descontaminación, construida en el mismo complejo de Ercros, junto al río. “Hay dispositivos que lo detectarían, no se producirían emisiones a la atmósfera”, asegura Ballesteros. Todos los operarios de la planta, que ha podido visitar La Vanguardia tras ponerse en marcha, trabajan equipados con máscaras para protegerse de las partículas contaminantes en el interior. Todo el proceso, desde el dragado, la selección de los lodos en función de los vertidos hasta el tratamiento de la descontaminación se ha probado con éxito con las primeras toneladas de los fangos extraídos del fondo.

Los metales pesados como el mercurio no se pueden eliminar, por lo que estos lodos contaminados se estabilizan con la utilización de cemento y se trasladan al vertedero, a las afueras de Flix, donde se impermeabilizan y se aíslan del exterior.

Cuando el proceso de dragado esté a pleno rendimiento, se tratarán cada día 2.000 toneladas de lodos contaminados.

Se depurarán a diario 7.000 metros cúbicos de agua, tras deshidratar todo el fango tóxico. El agua, tras ser tratada, se devuelve al río Ebro.
Los vertidos en el río están acumulados en los fangos ( 600.000 metros cúbicos), y en el aluvial del río, bajo los lodos, 200.000 m3 más.

19-III-13, E. Giralt, lavanguardia