después de 50.000 muertos en México, nueva derrota y fracaso del prohibicionismo en drogas

Después de seis años de enfrentamientos militares a los cárteles, con un saldo de 50.000 muertos, se ha aprendido desde Mexicali hasta Ciudad de México –ya con la nueva administración de Enriqeu Peña Nieto– la importancia de ser pragmático. La lección es “dar un paso atrás, hacer hincapié en erradicar la violencia más chocante pero no librar una guerra”, dice Maureen Meyer, responsable de México del Washington Office en Latin America.

“El asalto frontal de Calderón no funcionó”, dice. Incluso Washington puede estar de acuerdo en estas expectativas rebajadas, dice Wood. “Todo ha sido tan espeluznante que la mayoría de los actores políticos en EE.UU aceptarían una caída de la violencia sin más; hemos bajado el listón”.

 

Según los datos gubernamentales, la violencia ha caído el 15% la narcoviolencia desde la victoria de Peña Nieto. Pero si Tijuana se ha pacificado, ciudades como Torreón siguen escenificando baños de sangre a diario. En Tamaulipas, la oficina de la ONU acaba de retirar a sus empleados porque no puede garantizar sus seguridad. Hay escepticismo en Washington también acerca del plan de crear una nueva gendarmería que, según analistas en Washington, será mas susceptible que el ejército a la infiltración.

 

 

La cuestión del billón de dólares del nuevo siglo es si el fracaso de la guerra mexicana contra el narcotráfico puede facilitar el reconocimiento de otra cruda realidad en Washington: que la larga guerra contra la droga, declarada por Richard Nixon en 1971, ha resultado un error de consecuencias catastróficas. No sólo en México y el resto de América Latina, sino en EE.UU., donde la población encarcelada ha subido de 30.000 en 1980 a 1,6 millones, con uno de cada dos presos federales condenado por delitos de posesión o tráfico de drogas.

 

Crece el acuerdo de que se tienen que buscar alternativas. Desde los estados de Colorado y Washington, que han votado en favor de la despenalización de la marihuana, hasta la Organización de Estados Americanos (OEA), convocante de una comisión de investigación sobre el impacto negativo de la prohibición. Desde el presidente guatemalteco, Otto Pérez Molina, que compareció con George Soros en la cumbre de Davos para reivindicar la legalización, hasta economistas liberales como el premio Nobel Gary Becker.

“La paradoja de la guerra contra la droga es que, cuanto más se lucha contra los narcos, más suben los precios de las drogas, y esto compensa el riesgo de entrar en el negocio”, sentencia Becker...

Queda por ver si hay mas interés en seguir la pista del dinero de los narcos, la vía mas arriesgada para Washington por los intereses que afecta. El banco internacional HSBC, por ejemplo, cuyos alegres axiomas de la globalización adornan cada aeropuerto internacional. Fue sancionado en diciembre del 2012 con una multa de 1.900 millones de dólares tras reconocer que había ayudado a blanquear 1.100 millones procedentes del narcotráfico, transferidos de su filial en Sinaloa a su sede en EE.UU. Segun el informe judicial, los mensajeros del cártel de Sinaloa hasta diseñaron las cajas llenas de billetes para que cupiesen perfectamente en las ventanillas de las oficinas de HSBC, en Culiacán (Sinaloa).

4-V-13, A. Robinson, lavanguardia