"En el sexo necesitamos una mirada crítica", Erika Lust

Erika tiene dos hijas de cinco y dos años nacidas en Barcelona: Lara (por Doctor Zhivago) y Liv (por Liv Ullmann). “Y no quiero que sea Nacho Vidal quien les explique qué es el sexo”. Resume así su particular militancia feminista en cuanto a didáctica de la sexualidad: “A ver cuándo entienden que el feminismo no puede ser un gueto, que debe abrir las puertas a los hombres. ¡Ellos no son el enemigo!”.

Su nombre se coló en medios de comunicación de todo el mundo como estandarte de una nueva propuesta estética y narrativamente rompedora. Cuentan que en los castings, por ejemplo, huye de los típicos actores porno y prefiere “gente normal”, alejada de ese registro. “Lo interesante es ver quién está detrás de los mensajes que emiten las películas porno. ¿Qué valores le acompañan? Cuando veo a Rocco Siffredi sólo veo a un tío que se cree Dios y perpetra sexo agresivo sobre una mujer en un pedestal, agasajada, pero, según mi criterio, no amada”.

Fue una muy buena estudiante, terca y apasionada por el teatro, que a los 16 años se plantó en Francia para estudiar, “gracias a una beca, no se crea”. Eso rompió sus esquemas. “Fue el año más duro de mi vida. Yo esperaba una fiesta eterna, mis primeros cigarrillos y mis primeros novios, pero me encontré con una dura disciplina. Me sirvió”. Nacida hace 35 años en Estocolmo, Erika Lust lleva trece residiendo en Barcelona y está considerada una de las directoras más destacadas en su sector, donde ha conseguido los galardones internacionales más relevantes.

Su batalla consiste en defender un discurso nuevo respecto a las relaciones sexuales entre hombres y mujeres. Una propuesta donde es la mujer quien sugiere, quien tiene prisa –o no–, quien decide, quien concluye. “Lo porno, hasta ahora, se limitaba a explicar el deseo y la fantasía masculina. No lo censuro, me parece bien que lo haga quien quiera, pero lo que me preocupa es que, si no cambiamos esa mirada, tendremos una generación de jóvenes que va a creerse que las mujeres funcionamos así en el sexo... Mi desafío es ese: en el sexo necesitamos una mirada crítica”.

Estudió la carrera de Ciencias Políticas en una de las universidades de más tradición de su país. “Allí empecé a profundizar en estudios de género; en Suecia eso estaba muy de moda”. Siguen siendo pioneros hoy. Tenía veintipocos años –“la edad en que el sexo te hipnotiza”–, y un noviete se empeñó en enseñarle películas porno. “Y me di cuenta de que eso que estaba viendo no iba conmigo, que en lugar de darme placer me incomodaba. ¿Por qué yo tenía que vivir el sexo de ese modo? ¡Yo y muchas chicas de mi generación sentíamos de otra manera! ¡Alguien tenía que explicarlo!”.

¡Vaya si lo explicó! Ya en Barcelona fundó la productora Lust Films, en la que trabaja como guionista y directora junto a Pablo, su compañero de vida y profesión. “En ciertos sectores culturales está mal visto que, además, de crear, montes un negocio. Lo siento por los puristas”. Sólo piensa en trasladar un nuevo discurso creativo: “Lo malo no es el porno, lo malo es cómo lo haces”. Tan importantes le parecen el erotismo y la pornografía que considera que “no podemos apartarlo como algo peligroso, oscuro y sucio. Está ahí, existe ¡y hay montones de jóvenes que están esperando que se lo expliquemos de otro modo!”.

Muchas parejas de hoy, insiste, funcionan con complicidad –no con dominación–, así que “hay que cambiar el método. Mis películas son sexualmente explícitas y estéticamente emotivas. Estéticamente, en los ochenta y noventa se hizo un porno realmente feo”. Ha dirigido cuatro largometrajes premiados internacionalmente: Cinco historias para ellas, Barcelona sex project, Life love lust y Cabaret Desire. Se siente sola en su género y está deseando que aparezcan competidoras. “El porno es un género demasiado importante como para dejarlo en manos de algunos nachovidales. Muchos queremos algo más elaborado, más inteligente”.

Erika acaba de escribir su primera novela, La canción de Nora (Espasa), en su casa de verano de Pals, una historia donde cabalgan relaciones tormentosas. Tiene Lust, y eso la distingue de otros colegas, un porte naif, fresco, y lo que generalmente se define como “una cabeza bien amueblada”. Y la aplica ahora a su literatura como antes a sus ensayos.

El sexo inesperado, la soledad y la libertad, la insatisfacción y la plenitud, la rendición, el atrevimiento, la experimentación, la fascinación por el otro, el fetichismo, la sumisión, son sus temas. El libro, que nació casi como una respuesta a las 50 sombras (“me entristeció ver que el único objetivo de la chica era conseguir que él cambiara”), tiene banda musicosexual que va de David Bowie a Madonna, Pixies o Sinatra. En el cine se siente próxima a Cassavetes y Scorsese.

“Soy sueca, ergo organizada”, se excusa mientras busca unos apuntes detrás de las orquídeas rosa y lima. Vamos a ver, pero... ¿qué hace una chica como tú en una profesión como esta? Esta es la frase que le han repetido montones de veces a Erika. La pregunta no la achanta, la espolea.

25-II-13, N. Escur, lavanguardia

"Quan estudiava Ciències Polítiques a Suècia, llegir Linda Williams em va obrir els ulls. Professora i autora dels Estats Units, ella va aconseguir analitzar profundament la pornografia com a gènere cinematogràfic. Rm va donar una lliçó. Linda: sempre et deuré haver descobert, en llegir els teus dos tractats, que la societat no és immune a la pornografia, sinó més aviat molt influenciable. Em vas inspirar per iniciar una carrera en un racó de l'esfera cultural sempre maleït i fosc, i també masclista. Sóc qui sóc com a creadora en part gràcies a tu.
De Linda Williams vaig llegir "Hard core" i "Porn studies" a la Universitat."

25-II-13, N. Escur, lavanguardia