Uruguay legaliza el cultivo y la venta de marihuana

Un pequeño país de poco más de tres millones de habitantes está a punto de convertirse en productor legal de marihuana. El Congreso uruguayo aprobó la madrugada de ayer, hora española, una ley pionera que autoriza el cultivo, la distribución y la venta de esta droga. A falta de su ratificación por el Senado, la norma ha generado polémica desde su anuncio en el 2011 por el presidente José Mujica, principal impulsor de la iniciativa.

La legislación uruguaya ya permitía el consumo de marihuana y su cultivo en cantidades muy pequeñas para uso personal y medicinal, según una norma aprobada en 1974, durante la dictadura. Sin embargo, si la nueva ley acaba siendo promulgada, como es previsible, el Estado pasará a controlar el mercado del cannabis, que hasta ahora es ilegal. El objetivo del Ejecutivo progresista del Frente Amplio es poner fin al narcotráfico.

El texto prevé la creación de un organismo público regulador que se encargará de conceder las licencias para las plantaciones de marihuana y de regular y supervisar todo el proceso de comercialización. La droga será dispensada en farmacias autorizadas y los consumidores deberán registrarse. Cada ciudadano podrá comprar un máximo de 40 gramos al mes. Además, la ley autoriza que los particulares también puedan cultivar el cannabis y pone el límite de seis plantas por casa siempre que en conjunto no superen los 480 gramos. Igualmente, se permitirá la creación de pequeños clubs de consumidores.

Una reciente encuesta de la consultora Cifra concluye que el 63% de los uruguayos está contra la legalización de la marihuana y sólo el 26% a favor. Según el Gobierno, apenas el 6% de los ciudadanos son consumidores de la droga. Si se cumplen los plazos previstos, la norma entraría en vigor antes de fin de año.

Durante la tramitación parlamentaria, Mujica soportó las críticas de la oposición y la opinión pública, y en algunos momentos amagó con retirar su propuesta. Desde los escaños conservadores, los argumentos para oponerse apuntaban a un hipotético aumento del consumo.

Tras la aprobación, el presidente se mostró satisfecho aunque también prudente. “La ley intenta una regulación, no es que sea un viva la Pepa; regular algo que ya existe y está en nuestras narices”, dijo Mujica. “Se intenta terminar con la clandestinidad, identificar y tener un mercado a la luz del día”, justificó el mandatario. “Si el consumidor está identificado podemos influir en él cuando se pase de la raya; una cosa es que se fume un porro y la otra es que se hunda en el vicio y nadie le tire una soga”, advirtió.

Mujica añadió que nunca ha probado un porro pero argumentó que “tengo que rejuvenecer las neuronas y darme cuenta de cuál es la vida de los muchachos; el consumo está ahí”. E insistió en que la ley se enmarca en la “batalla al narcotráfico”. “No vamos a decir que la maruja es buena; lo que pasa es que los que consumen no dan bola a los consejos y no por ello hay que dejarlos en banda”, añadió el presidente. “Y están atrás de la aventura de comprarle al narcotraficante porque es clandestino. Y aunque es clandestino, el olor se siente por muchas partes”, concluyó Mujica.

2-VIII-13, R. Mur, lavanguardia