"Necesitamos ’accountability’", Albert Montagut

The Economist Group, editor de la revista The Economist, tiene una unidad de análisis como negocio independiente que se denomina Economist Intelligence Unit (EIU). Desde hace 60 años la EIU elabora, desde sus oficinas de Londres, Nueva York, Hong Kong y Ginebra, informes que son piezas imprescindibles para el management global.

Uno de los informes más interesantes de la EUI es el relativo al índice de democracia. La clasificación mesura el nivel de democracia de 167 países, de los que 166 son estados soberanos y 165 son miembros de la ONU. Los baremos que la EIU utiliza para confeccionar su clasificación anual se basan en las puntuaciones que cada país recibe en las áreas de procesos electorales y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación y cultura política.

En el 2012, Noruega fue el país más democrático. Corea del Norte, el infierno. En el 2012, España ocupó el puesto 25 del índice EIU, la última posición de los países que gozan de plena democracia. La última posición. Por delante estaba Bélgica, y por detrás, Cabo Verde, primer país de las democracias defectuosas.

La principal causa del descenso democrático de España fue la pérdida de confianza de los ciudadanos en sus políticos, los partidos y sus diferentes gobiernos. La EIU señalaba también que ante esta situación se podrían registrar en nuestro país movilizaciones ciudadanas importantes. ¿Son el 15-M y los escraches las chispas de lo que se avecina?

Ahora, cuando ya señalamos a los políticos como principales culpables de esta situación, la incógnita es saber qué ocurrirá con el informe de 2013…

Para muchos de nuestros representantes públicos la política es su modus vivendi. Sólo así se explica su falta de preparación académica, su escasa experiencia profesional, la negativa a renovar cargos, su permanencia en primera línea aun perdiendo elecciones y su falta de decisión a la hora de limpiar el sistema como una vía rápida para salir de la crisis. Si al panorama anterior le unimos la inexistencia de limitación de mandatos, leyes eficaces sobre financiación de partidos y de transparencia, una total falta de temor y respeto por la justicia, una orgía de dinero negro y descontrol en las licitaciones públicas, uno se encuentra con el caldo de cultivo perfecto para la corrupción y la erosión democrática.

El proceso del cambio que necesitamos está en la regeneración del propio sistema, y son los políticos los que tienen que cambiar su concepto de la función pública y convertir en dogma esa palabra mágica inglesa, que no existe en castellano, catalán o francés, y que es accountability: la responsabilidad de la acción pública, el respeto al sistema y el compromiso ante los ciudadanos.

Los expertos prevén revueltas sociales en España. Está en manos de los políticos que eso no ocurra. Si a finales de este año la EUI nos coloca por detrás de Cabo Verde, quizá nuestros políticos, tan faltos de accountability, ya no serán necesarios.

11-VIII-13, Albert Montagut, lavanguardia