forzados al asesinato de los más queridos, al uxoricidio, por la prohibición del suicidio asistido

Un hombre de 86 años mató a primeras horas de la mañana de ayer a su mujer, de 83, a cuchilladas en el piso que compartían en la localidad asturiana de Piedras Blancas, cerca de Avilés, y después se suicidó arrojándose por la azotea de su domicilio. Aunque en un principio se indicó que se trataba de un caso más de violencia de género, en las horas posteriores la hipótesis principal apuntaba a que el homicidio estuvo motivado por la grave enfermedad que padecía la mujer, que llevaba postrada en su cama más de siete años aquejada de alzheimer. No es el primer caso, además, en España, en que una persona mata a su pareja por encontrarse gravemente enferma, sin que conste en las estadísticas como crimen machista.

Pese a que el matrimonio tenía una hija que acudía todos los días a ayudar al matrimonio a levantarse y a preparar el desayuno, vecinos del pueblo comentaban ayer la escasa atención en materia de apoyo a la dependencia tenía la pareja, ya que la ley muy difícilmente presta ayuda a este tipo de enfermos. Esta circunstancia fue comentada negativamente al conocerse la noticia por responsables de organizaciones vinculadas con la prestación por dependencia, que critican los importantes recortes presupuestarios que están sufriendo este tipo de prestaciones.

El yerno de los fallecidos, que acudía a visitarlos, se encontró con su suegro en el asfalto y su suegra en su dormitorio con heridas mortales de arma blanca. Minutos antes, alrededor de las ocho de la mañana, agentes de la policía habían llegado al lugar de los hechos tras haber recibido una llamada alertando de la presencia de un cuerpo inerte en plena calle.

La residencia donde vivía el matrimonio es una zona de clase media de Piedras Blancas. El hombre estaba jubilado desde hacía más de quince años y estaba totalmente dedicado al cuidado de su mujer. Fuentes vecinales indicaron que el hombre estaba ya muy agotado de prestar atención diariamente a su esposa, pero nunca había mencionado la posibilidad de ahorrarle más sufrimientos. Al parecer llevaba un año aproximadamente sin salir de su casa. La mujer estaba en una fase muy avanzada del alzheimer ya llevaba bastante tiempo sin reconocer a sus familiares.

18-VIII-13, V. González, lavanguardia