¿quiénes son los responsables de la "doctrina Parot"?

   Mienten tanto que al final van a convertir a la venerable Grand Chambre del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en una especie de cámara de los horrores, amiga de terroristas. Algunas de las cosas que se han oído estos días, dichas por las lenguas más negras de la España negra –con FAES a la cabeza–, dan mucho repelús.

Como lo aseguran todos los expertos serios, me limito a repetirlo: el tribunal no ha tumbado la doctrina Parot, sólo ha dicho que no se pueden cambiar las reglas de juego en medio del partido. Y la prueba es que tal doctrina ya está incorporada al Código Penal y se aplica para los delitos execrables cometidos con posterioridad a su entrada en vigor. Nadie, en el Tribunal Europeo, se plantea derogarla. Pero lo que, como explicaba José María Ruiz Soroa en su artículo “La ley no tolera atajos”, va en contra de los principios básicos que nos rigen como sociedad democrática “es que las normas penales no pueden aplicarse con carácter retroactivo”, porque    ello crearía una inseguridad jurídica que se cargaría todo el sistema. Es el secular nulla poena sine lege, base de nuestra civilización. Y ello vale para todos, incluso para aquellos asesinos cuyos delitos repugnan a cualquier ser humano. La cuestión, por tanto, es clara: los que ahora saldrán a la calle no lo harán porque un tribunal europeo esté delirantemente a favor de los asesinos, como prácticamente aseguran algunos, sino porque los políticos españoles no hicieron las reformas penales necesarias para que ello no sucediera. Y mientras unos y otros utilizaban políticamente el nombre de las víctimas con histriónica desvergüenza, los códigos penales les permitían salirse de rositas.

Después cogieron carrerilla e hicieron lo que nadie puede hacer: cambiar las normas cuando las sentencias ya estaban cumpliéndose. Y ahora que el Tribunal Europeo se carga esa discrecionalidad, los malos son los europeos y no los españoles. Acabo con una reflexión delicada, pero necesaria: las víctimas no pueden dictar las penas, porque las penas se basan en la ley y no en la venganza. También este principio básico se lo saltan a la torera los más estridentes. Y es que algunos parecen haber vuelto al siniestro Spain is different, ese que se alejaba de Europa tanto como despreciaba sus valores y sus leyes. ¡Cuánta oscuridad en según qué gargantas!

24-X-13, Pilar Rahola, lavanguardia