otro parasitismo saqueador de consecuencias sociales tóxicas

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha demostrado en un informe lo que es un clamor: los sistemas de reciclado de los aparatos eléctricos y electrónicos no funcionan en España. Múltiples interferencias frustran una correcta gestión de estos residuos. Transportistas y recogedores clandestinos hacen acopio y desguazan por su cuenta los materiales más preciados (hierro, cobre...), y los desvían del circuito oficial, con lo que los residuos de los equipos no se tratan en las debidas condiciones ambientales.

La OCU efectuó un seguimiento de 16 aparatos eléctricos y electrónicos en desuso devueltos a la tienda o depositados en un punto limpio (teles, lavadoras, frigoríficos y ordenadores) con el fin de analizar si completaban el correcto itinerario para favorecer su reciclado. Y el resultado de este examen (que contó con un transmisor GPRS adherido a los equipos) fue descorazonador: sólo cuatro aparatos fueron procesados en plantas autorizadas; el resto acabaron en chatarrerías, zonas residenciales, descampados y almacenes, pero sin que llegaran a las instalaciones adecuadas para eliminar los productos tóxicos que contienen.

En teoría, las tiendas deben aceptar la recogida de un aparato electrónico viejo cuando el cliente compra uno nuevo. Para eso, el comprador paga un pequeño sobrecoste (al adquirir uno de estos aparatos), que sirve para que el fabricante ayude a financiar su reciclado. Así, una vez devuelto, el aparato debe ir a una planta de reciclaje donde se deben separar los materiales contaminantes y recuperarse los que puedan ser aprovechables. Sin embargo, la práctica demuestra que la realidad es muy diferente. Ese circuito no funciona. La OCU ha detectado fallos en todas sus fases: hay tiendas que se niegan a recoger el aparato viejo a cambio de uno nuevo; muchas comercios sólo aceptan recogerlo si se paga por ello. En los puntos limpios, hay robos, sus empleados no ayudan a descargar y exigen a veces estar empadronado para quedárselo. En el transporte del residuo se dan desplazamientos innecesarios o envíos directos a chatarrerías. Incluso, ha detectado el paso de residuos por plantas de reciclado autorizadas sin recibir tratamiento.

“El sistema actual de gestión de residuos hace agua por todas partes”, dice el portavoz de la OCU. “La situación es incluso peor que en otros países europeos en los que se efectuó un chequeo similar en el 2012 (en Portugal, Bélgica e Italia). El sistema sólo beneficia al fabricante, “que cobra siempre el extracoste, pero que sólo paga cuando el aparato se recicla”. Ramon Altadill, director comercial de Electro recicling, indica que su planta de reciclado (en El Pont de Vilomara, Bages) recibe un 50% menos de residuos (interceptados por circuitos paralelos) y que muchos materiales vienen ya desguazados (neveras sin rejillas, ni compresores...), lo cual supone que se ha dado defectuoso manejo de residuos dañinos (aceites, metales, sustancias halogenadas...). “Llevamos años denunciando la existencia de canales paralelos e ilegales que roban en los puntos limpios, canibalizan los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos para hacerse con los materiales valiosos o los exportan ilegalmente”, dice José Ramón Carbajosa, director general de la Fundación Ecolec, una de las entidades que financia el reciclado de estos residuos, quien pide más vigilancia e implicación de las administraciones.

30-X-13, A. Cerrillo, lavanguardia